Cuando la corrida termine “va a quedar un mercado destruido”

El presidente de AFARTE no aportó ninguna visión optimista del panorama que se espera para los próximos meses. Aun con la expectativa de una prórroga del subrégimen si Alberto Fernández llega a la presidencia, el ojo está puesto en la coyuntura, que es de una parálisis total. Sin techo para el dólar, la esperanza está puesta en que la semana próxima se normalice la situación, porque hoy no hay precio de venta ni de compra de insumos. Lo que viene es peor: con más recesión se prevé vender menos de lo poco que ya se vendía, y el eventual nuevo gobierno de Alberto Fernández tendrá que “vencer la inercia” que deja la paralización de todo el aparato productivo.

Río Grande.- El presidente de AFARTE Federico Hellemeyer dio su visión por FM Del Pueblo de la situación de la industria y lo que viene para los próximos meses luego de la corrida del dólar, que todavía no termina. Advirtió que cuando logre estabilizarse la situación, va a quedar “un mercado destruido”, con menos poder adquisitivo y aumento forzado de precios por la devaluación, teniendo en cuenta que los componentes son casi todos importados.

“El dólar afecta y mucho nuestra industria, y la economía toda. Cuando uno revisa la estructura de costos de una industria manufacturera como la nuestra, hay renglones adonde el dólar afecta directamente, como el caso de insumos importados, y después hay renglones donde afecta indirectamente, como los costos logísticos por la incidencia del dólar en el costo de los combustibles, más allá de la polémica de si se congelan o no las naftas”, dijo el presidente de AFARTE.

 

“El dólar afecta y mucho nuestra industria, y la economía toda. Cuando uno revisa la estructura de costos de una industria manufacturera como la nuestra, hay renglones adonde el dólar afecta directamente, como el caso de insumos importados, y después hay renglones donde afecta indirectamente, como los costos logísticos por la incidencia del dólar en el costo de los combustibles, más allá de la polémica de si se congelan o no las naftas”, dijo.

“La verdad es que nos afecta por los cuatro costados. En este momento tenemos una situación de stand by y todos los que hacemos una actividad productiva, comercial, más allá de la industria electrónica, estamos expectantes de en qué lugar se acomoda el dólar y las tasas como para entender cuál es la lista de precios con la que vamos a trabajar, tanto el precio al que uno compra como el precio al que uno vende”, expresó.

“Es un momento muy malo para la actividad productiva y esta incertidumbre tiene que durar lo menos que se pueda. Esperemos que termine esta semana y que la próxima se empiece a operar con algún grado de previsibilidad. Por supuesto las variables quedan deterioradísimas. No sabemos si el dólar se va a estabilizar en 58, en 62 o en 64 pesos, y son valores disparatados comparados con el cierre del viernes a 46 pesos”, manifestó.

Esta nueva crisis toma a la industria en su peor momento, porque “estábamos en contexto donde la gente no compraba porque no tenía plata, y tampoco estamos como para alegremente cubrirnos generando un precio más alto que después la demanda no convalide. Necesitamos saber efectivamente cuánto es el impacto de esta crisis para ver cuánto podremos asumir nosotros y cuánto tenemos que pasar a la lista de precios”, señaló.

“De la misma manera en que no sabemos cuál va a ser la lista de precios de uno, los proveedores tampoco lo saben. Entonces ocurren dos opciones: o el proveedor no entrega, o entrega con precios abiertos y esto segundo es muy riesgoso. Todos estamos esperando a que se normalicen las variables y se logre cierto equilibrio, y hasta que eso no ocurra va a ser imposible producir. Aparte no somos el caso de proveedores que tienen cierta discrecionalidad en el establecimiento de sus precios, porque tenemos un fuerte componente de productos importados y ahí no hay tutía. Si pagábamos un lote de insumos el viernes, lo pagábamos con un dólar a 46 pesos, el lunes lo pagábamos con un dólar a 57, el martes a 59 y el miércoles a 63. Es una locura”, enfatizó.

Consultado sobre el reclamo de aumento salarial que seguramente van a plantear la UOM y ASIMRA por la pérdida de poder adquisitivo con esta corrida, dijo que “esta es una crisis que nos toca a todos y entiendo la inquietud salarial que pueda llegar a generar este cambio de circunstancias. Con el correr de los días iremos viendo todas las variables, pero estamos en una situación donde los niveles de consumo eran tan malos antes de esta crisis, y van a ser tan peores ahora, que realmente hay que ser muy cautelosos al ver cuánta presión se le pone a la estructura de costos”.

“La realidad es que nosotros no veníamos de un escenario de abundancia sino de 18 meses de caída, y no hay de dónde sacar. Obviamente va a haber que estar en contacto con los trabajadores, recibir sus reclamos y veremos cómo queda todo cuando se estabilice y si se pueden atender o no los reclamos”, planteó.

Frente al compromiso de prorrogar el subrégimen de quien va camino a convertirse en el presidente electo, se impone la preocupación por la coyuntura por sobre la perspectivas de cambio. “Yo creo que el triunfo en las PASO de la alternativa al gobierno existente claramente hace que tengamos que ampliar nuestras hipótesis de trabajo. Por lo que manejaban las encuestas, el gobierno tenía buenas chances de reelegirse. Al mismo tiempo, cuando hay dos opciones, uno siempre tiende a trabajar para la más exigente, para el peor escenario. Si bien este es el resultado de una primaria, es una posibilidad que esto se repita y se agrande incluso en una elección general. La prórroga del subrégimen en este escenario tiene que ver con el mediano y largo plazo, y lo que tenemos ahora por delante son cuatro meses infernales de acá a fin de año”, alertó.

“Esperemos que convivamos con esta incertidumbre lo menos posible, pero cuando termine va a quedar un mercado destruido –sentenció Hellemeyer-. Nuestros productos se van a consumir menos de lo que se consumían antes y eso me preocupa mucho. El arranque del nuevo gobierno, por mejores intenciones que tenga respecto de nosotros, para toda la economía en general va a significar vencer una inercia muy importante. Es muy interesante ver las perspectivas pero por el momento nos preocupa la coyuntura”, insistió.

“Yo digo que el panorama va a empeorar y ojalá me equivoque. No es una expresión de deseo sino todo lo contrario. Es una resignación pesimista en función de que antes estábamos mal y ahora pareciera que se va a complicar más el panorama”, sostuvo.

Recordó que “nosotros ya fuimos bastante pesimistas cuando armamos las proyecciones de producción para 2019, y con los números cerrados de junio nos quedamos cortos. El primer semestre hubo muy poca actividad, porque hubo muchas suspensiones, y pensábamos compensar esto en el segundo semestre, pero ahora hay que ver cuál va a ser el impacto en producciones que estaban programadas de antemano. Aparte venimos de un fin de 2018 donde ya, por mantener el nivel de actividad y dar empleo, tuvimos que generar un stock fenomenal que después distorsionó mucho la cadena. Hemos hablado del sobrestock de televisores y demás, y estamos yendo a un escenario parecido. Si no va a haber consumo de nuestros productos, porque no se va a vender, para qué habría que producirlos. El único resultado es generar un stock. Pero el año pasado ya era imposible generar stock con una tasa de interés del 50 ó 60%, así que imaginen este año, donde la tasa de referencia está arrancando en 75%”, expresó.

“A mí me gustaría poder brindar alguna palabra de alivio, pero en este contexto estamos muy preocupados y esperando que la volatilidad se circunscriba a la menor cantidad de días posibles. Esperemos que más temprano que tarde empecemos a tener cierta visibilidad o previsibilidad”, deseó.

 

Sin interlocutores

 

Con un gobierno virtualmente en retirada, tampoco hay interlocutores válidos como para hacer una proyección. Hasta ahora “no hemos tenido posibilidad de hablar en estos días con el Ministerio de Producción y espero que se restablezcan rápido las líneas de comunicación. Pero es un diálogo muy raro el que se va a tener ahora, porque tiene que ver con el corto plazo. Son cuatro meses hasta fin de año y nos separan 72 días de las elecciones generales. Luego sigue el parate del verano que siempre existe”, concluyó.

 

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