Nuestra provincia, nosotros, nos enfrentaremos en los próximos años a una verdadera “distopía”, y reitero verdadera porque el concepto por definición es la construcción de un mundo imaginario indeseable, recreado muchas veces por la literatura y el cine, lo contrario a “utopía”. Las raíces griegas de la palabra hacen referencia a “lugar malo”. Generalmente creado y habitado por pestes incurables, radiación nuclear, infertilidades masivas provocadas, alienígenas, muertos vivos o solo el triunfo apocalíptico de la maldad humana. En estos futuros distópicos se vuelve al grupo por la supervivencia frente a otros grupos que luchan por lo poco que quedó, y porque la mayoría no está, se murió o se fue.
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