Pastor evangélico de Ushuaia llegará a juicio en Santa Cruz acusado de abuso sexual

La denunciante expresó en sus redes sociales, que luego “después de 11 años luchando por mi causa, salió la fecha del juicio contra Miguel Triviño -sigue cómo pastor en Ushuaia – Tierra del Fuego) huyó cómo rata para entorpecer a la justicia”, publicó. Y agregó que “en noviembre tengo que viajar nuevamente a Rio Gallegos para el juicio”.

Ushuaia. – El caso había sido publicado en exclusiva por La Opinión Austral en marzo de 2021, en una entrevista con Belén, quien a sus 16 años dijo haber sido abusada en reiteradas ocasiones por Triviño.

Los hechos denunciados habrían sucedido en el año 2007, cuando concurría a colaborar en la Iglesia del Movimiento Cristiano y Misionero, y aunque en Instrucción la joven logró ser escuchada, más tarde el Juzgado de Recursos decidió revocar el procesamiento entendiendo que su relato no era suficiente, aun cuando las pericias marcaron el trauma que los abusos le generaron.

Si bien el procesamiento fue apelado por el pastor, el fallo de la jueza de instrucción fue ratificado. Triviño nunca fue detenido y llegará en libertad al debate oral que ya tiene fecha y lugar: 20 de noviembre a las 09:00 en la Cámara en lo Criminal y Correccional de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz.

“Hoy quiero contarles qué después de 11 años luchando por mi causa, salió la fecha del juicio contra Miguel Triviño (sigue cómo pastor en Ushuaia – Tierra del Fuego) huyó cómo rata para entorpecer a la justicia”, compartió Belén este domingo a través de las redes sociales.

“En noviembre tengo que viajar nuevamente a Río Gallegos para el juicio, verle la cara a estos dos y al que encubrió mi abuso el ‘señor Bolivar Santos‘que terminó siendo un testigo más de la causa”, acotó.

 

“El trauma qué me dejó no se lo deseó a nadie”, manifestó Belén, la denunciante

 

La joven aseguró: “Estoy en paz, con la conciencia tranquila y sé qué Dios es mi mejor abogado. Agradecer a las personas que me acompañaron desde el primer momento que decidí hablarlo. Fue una lucha interminable porque muchas veces quisieron buscar la vuelta para sobreseer a Triviño, y no lo lograron porque las pruebas están, se va a hacer justicia, voy a pelearla hasta mi último suspiro “.

“El trauma qué me dejo no se lo deseó a nadie, hoy por hoy trato de estar bien, pero es una pelea constantemente”, reconoció al tiempo que destacó que “pude hablarlo…  quien me apoyó desde el primer momento y me dijo que lo denunciara fue mi mamá que ya no está, pero ella en todo momento me dijo: ‘No te quedes callada, no dejes que el miedo te paralice’. Acá estoy firme y a enfrentar este juicio, no me van hacer callar por más poder qué tenga… y si tengo que llegar a la Corte Suprema ahí voy a estar. Quiero justicia por mí, por la inocencia qué me quitaron desde chica “.

 

Anularon el procesamiento de un pastor denunciado por abuso

 

Cuando Belén no iba a la escuela, ayudaba en una iglesia. Años más tarde, luego de querer suicidarse, pudo decir que sufrió abusos. El acusado fue procesado, pero ahora Recursos entiende que, tal vez, ella lo inventó todo. Él ahora es pastor en Tierra del Fuego.

Miente. Ese es el argumento central por el cual el Juzgado de Recursos anuló el procesamiento contra el pastor Miguel Triviño, acusado de “abuso sexual con acceso carnal en la modalidad de delito continuado”, contra Belén, cuando ella tenía 16 años.

El fallo no lo dice taxativamente, pero opera con la lógica que desacredita el relato de la víctima, cuando dice que la posibilidad de “fabular” “no fue descartada”.

En el año 2007, Belén y su hermano comenzaron a concurrir a la iglesia del Movimiento Cristiano y Misionero. Entonces el gremio docente protagonizaba un conflicto inédito con una extensa huelga y por eso la mamá de los chicos decidió que fuesen a colaborar con el pastor Bolívar Santos y sus discípulos, entre ellos Triviño.

El primer ataque habría sucedido en la cocina, donde hoy funciona el Colegio Austro. “Le dijo a mi hermano que fuera a comprar algo para tomar con las facturas. Triviño cerró con llave, me bajó la ropa y me apoyó contra la mesa”, dijo Belén, que llegó a La Opinión Austral con una carpeta llena de documentos del caso, decidida a hacerlo público, luego de enterarse que, al menos por ahora, no habrá juicio.

Los abusos se habrían dado durante mucho tiempo. El pastor había logrado generar cercanía con el padre y la madre de Belén. Tanto como para ser quien a primera hora los buscaba a ella y a su hermano para llevarlos a la iglesia.

“Me amenazaba con que si yo contaba algo iba matar a mi mamá y que iba a hacer que no nos dieran la casa del IDUV“, que finalmente les entregaron en octubre de 2007.

Su relato, que no difiere del del expediente, sostiene que Triviño aprovechaba cualquier ocasión para hacer que los demás fueran a hacer algún mandado y quedarse a solas. Con el tiempo Belén dejó de comer, se encerraba en su habitación y les pegaba a sus hermanos, lo que provocó que su mamá la obligara a confesar qué la tenía así. “Ella me abrazó, me creyó y lo llamó al pastor Santos para contárselo y que diera una explicación”, contó.

El día en que se produce la confesión, la iglesia inauguraba el Colegio Austro y autoridades políticas iban a estar presentes. Aun así, el acto se retrasó porque el pastor aceptó reunirse de urgencia con la familia de Belén.

Esta reunión consta en el expediente que instruyó la jueza Rosana Suárez, en donde el pastor y el acusado admiten que existió. Santos hizo que Belén -una menor de edad- y Triviño a ingresaran a su despacho juntos, sin permitirles el acceso a los padres de ella, que quedaron esperando fuera.

“Ella me dio un beso y me dijo: ‘Perdoname Miguel’. Dijo que había inventado todo para llamar la atención y yo oré por ella “, le dijo Triviño a la jueza que lo procesó. Esta declaración coincide con la del pastor Santos, pero Belén la niega rotundamente. Ella sólo lloraba y temblaba de miedo.

“Bolívar Santos me dijo que la noche anterior Triviño le había confesado que había abusado de mí y me pidió que me callara para que no se hiciera público el tema… en ese entonces estaba lo de la Universidad Siglo 21 y la Escuela Austro por inaugurarse“, se lee en la causa.

Que el pastor hiciera que una adolescente ingresara a un despacho con la persona que señala como su abusador es, cuanto menos, un acto de intimidación y de protección para su discípulo.

En un ámbito como ese, el pastor es una autoridad de absoluta influencia, un enviado de Dios. Por eso no es extraño saber que luego de que se hiciera la denuncia y aun cuando la jueza procesó a Triviño, este pudo ser ungido como pastor y enviado a una iglesia de Tierra del Fuego, donde trabaja con niños y niñas.

Sobre esto fue clara la jueza Suárez en su procesamiento: “Advierto el poder y autoridad que la palabra y figura del pastor guardan para todos los fieles de la iglesia. Los padres de Belén, lejos de acudir a una autoridad judicial, requirieron la intervención del pastor… permitieron que ella se reuniera a solas con Triviño y Santos… lo que interesa extraer de este cuestionable episodio es la enorme ascendencia que el religioso tiene sobre los fieles, muchos de los cuales atestiguan en esta causa descreditando a la víctima”, narró la magistrada.

Después de que en la iglesia la trataran de mentirosa, “dejé de estudiar porque empecé a caer en un estado depresivo, no quería salir ni comer, empecé a somatizar enfermedades que no tenía, creía que tenía artritis, me medicaron, me derivaron a Buenos Aires en 2010 por los dolores que sentía, pero en el Sanatorio Mitre me dijeron que no tenía nada”.

Fue en ese sanatorio donde intentó suicidarse por primera vez. Un mes más tarde despertó de un coma farmacológico por la ingesta de pastillas y en la charla con el médico le reveló los abusos. Así fue que se le pidió a la Caja de Servicios Sociales que garantizara un tratamiento psicológico a su vuelta a Río Gallegos.

El testimonio de Belén no surge de una denuncia, sino de un relato que dio en la OVD, por una situación de violencia doméstica con su hermana. Para entonces su mamá ya padecía cáncer y tiempo después falleció. Es decir que, de no ser por esa situación, ella no hubiera denunciado a Triviño. Fueron las autoridades las que, al escucharla, le asignaron un defensor oficial.

“En definitiva, sólo contamos con el relato de Belén, que a la luz de las restantes diligencias genera duda de la comisión de los hechos… “, dice el fallo de Recursos, que, a diferencia de la instrucción, sólo analiza la letra fría de los papeles que se tramitan. En esta instancia no hay audiencia ni cara a cara que trasmita ninguna emoción.

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