La histórica textil Blanco Nieve atraviesa una de las etapas más duras de su historia. Sin recursos, con cuentas embargadas y apenas un mes de materia prima disponible, las trabajadoras decidieron salir a vender por su cuenta los productos que ellas mismas confeccionan, en un intento desesperado por sostener los salarios y mantener viva la fuente de trabajo.
Río Grande.- La delegada y secretaria gremial del SOIVA, Marcela Cárdenas, contó en diálogo con FM del Pueblo que la respuesta de la comunidad ha sido “muy buena”, con vecinos y vecinas de toda la provincia acercándose a comprar juegos de sábanas para colaborar con la fábrica.
“Ha sido una respuesta muy positiva de toda la comunidad. Cuando digo toda, me refiero a Río Grande y Tolhuin, porque desde allá también han venido a comprar”, relató Cárdenas. “Nos llaman, nos escriben, nos hacen pedidos. Es conmovedor el acompañamiento de la gente”.
Las trabajadoras de Blanco Nieve abrieron las puertas de la planta, ubicada en Combate de Montevideo 1441, para convertirla en un punto de venta directa. De lunes a viernes, de 9 a 16, ofrecen sus productos mientras intentan generar ingresos que permitan cubrir los haberes.
Sostuvo que “este fin de semana, incluso, viajamos hasta Tolhuin para participar de una feria local y continuar las ventas, y planeamos llegar también a Ushuaia”.
Cárdenas puntualizó que detrás de la iniciativa solidaria y del esfuerzo de las trabajadoras, la “situación es crítica, la empresa enfrenta un embargo que le impide operar con normalidad y comprar materia prima, por lo cual lo que nos queda en el depósito alcanza para un mes más, nada más”, alertó.
“Le preguntamos continuamente al dueño qué va a pasar, y él dice que quiere continuar, que no va a cerrar, pero todo depende de que se levante el embargo, teniendo en cuenta que tiene contenedores con materia prima en Ushuaia, pero no puede pagarlos porque las cuentas están bloqueadas”, detalló la gremialista.
Mientras tanto, el tiempo corre y la incertidumbre crece, donde “los costos se multiplican, cada día de demora encarece el almacenamiento de esos contenedores y pone en riesgo la continuidad de la producción”.
Una crisis que golpea a toda la industria textil fueguina
El caso de Blanco Nieve no es aislado, forma parte de un deterioro generalizado del sector textil en Tierra del Fuego, consecuencia directa de la desprotección estatal, la apertura de importaciones y las decisiones del gobierno nacional que debilitan el régimen industrial.
Cárdenas se refirió con dureza a la reciente votación en el marco del Área Aduanera Especial, donde se tomaron decisiones “en contra de la industria textil”, afectando a empresas como Australtex.
“Es algo nefasto para la industria textil, fue un gran sacrificio de los trabajadores lograr reingresar al subrégimen industrial, viajamos, tocamos todas las puertas, y ahora nos encontramos con esto, nos da mucha bronca, porque es un golpe más para un sector que ya está castigado a nivel nacional”, dijo.
La dirigente también cuestionó la falta de políticas de protección frente a la importación de productos textiles, señalando que “¿Cómo hacemos para competir con productos que ingresan desde afuera, mucho más baratos? Si entra algo importado, debería pagar los aranceles que corresponden. Hay que cuidar la industria local, cuidar los puestos laborales, cuidar la soberanía”, remarcó.
Trabajo, soberanía y memoria
Por otro lado, Cárdenas vinculó la crisis industrial con el clima político nacional, al criticar los gestos del gobierno hacia figuras como Margaret Thatcher y la presencia militar estadounidense, exponiendo que “mire, usted me nombra a Thatcher y es inevitable pensar en las madres que perdieron a sus hijos. Este lugar, Tierra del Fuego, es estratégico, es soberanía viva, y no cualquiera se viene a habitar acá. Por eso hay que cuidar cada puesto de trabajo. Lo que están haciendo es todo en contra del pueblo trabajador”, enfatizó.
Una lucha que se sostiene con trabajo y dignidad
En medio del abandono y la falta de respuestas concretas del Estado, Blanco Nieve resiste como puede. Las trabajadoras se organizan, producen y venden, en un acto de autogestión y dignidad que contrasta con la indiferencia de quienes deberían garantizar la continuidad del empleo.
Lo que comenzó como una iniciativa para “juntar algo para los sueldos” se transformó en un símbolo, donde el esfuerzo colectivo de una fábrica que se niega a desaparecer.
“Seguimos acá, con las puertas abiertas, trabajando. No queremos que Blanco Nieve cierre. Queremos seguir produciendo”, concluyó Cárdenas.

