En plena recta final hacia las elecciones del 26 de octubre, el candidato a senador por el Frente Grande, arquitecto Rogelio Barón, trazó un diagnóstico severo del escenario político fueguino y nacional. El dirigente cuestionó las peleas internas del peronismo, denunció la degradación ética del gobierno de Javier Milei y propuso ejes de gestión centrados en la conectividad aérea, el desarrollo de una matriz productiva sustentable y la defensa de la soberanía económica. Su discurso, de tono frontal y crítico, apuntó tanto al desencanto ciudadano como a las deformaciones de la dirigencia.
Río Grande.- Rogelio Barón, histórico militante del Frente Grande —partido nacido en los años 90 como escisión del PJ en rechazo al menemismo—, recordó los orígenes de su fuerza señalando que “somos parte del ecosistema peronista, del campo nacional y popular. Pero el Frente Grande nació cuando ocho diputados le dijeron que no a Menem. Esa raíz ética no se negocia”, señaló en diálogo con Radio Provincia.
“El peronismo se está atacando a sí mismo”
Desde esa identidad, el candidato lanzó una dura crítica a la campaña actual al manifestar que “nunca antes vi a las fuerzas peronistas atacarse entre sí de este modo. Buscamos la roña debajo de la uña mientras los libertarios, con todos sus escándalos, se ríen de nosotros. En vez de mostrar gestión, obras y capacidad de conducción, preferimos la pelea interna. Eso no lo entiende la gente que se levanta a laburar todos los días”.
En su diagnóstico, el desgaste político no se explica por la gestión, sino por la pérdida del sentido de unidad y al respecto sostuvo que “si algo nos enseñó Perón fue el orden de prioridades: primero la Patria, después el Movimiento, y por último los hombres. Acá lo invirtieron: primero los hombres y al final la Patria”.
Corrupción, desencanto y la miseria del poder
Barón no eludió los temas incómodos, como las denuncias de los recientes escándalos que salpican al oficialismo nacional al recordar el “caso del diputado Pauli, pidiendo retornos de viáticos, es una muestra obscena de corrupción, cuando la gente ya no cree en los políticos, en la Justicia ni en el Congreso, estamos erosionando los cimientos de la democracia”.
También advirtió sobre el impacto del uso de la inteligencia artificial en campañas sucias, sosteniendo que “clonar imágenes o voces para difamar es la miseria de la política, o mejor dicho, la miseria humana, todos los candidatos firmamos un compromiso ético digital, pero pocos lo cumplen, si la mentira digital define elecciones, la democracia se vacía de contenido”.
“La motosierra nos está cortando en pedazos”
En su análisis del gobierno de Javier Milei, el tono se volvió abiertamente confrontativo al sostener que “venían a terminar con la casta y resultaron ser más corruptos que todos, coimeros, estafadores, asociados con el narco, nos convirtieron en noticia nacional por las peores razones”.
Además, agregó, sin matices que “este gobierno practica un industricidio, donde destruyó la electrónica, la automotriz, la textil, está exfoliando el país, tenemos un presidente divagante que le causa un daño enorme a la Argentina porque la motosierra nos corta a todos”.
Propuesta central: una Ley de Conectividad Aérea para Tierra del Fuego
Barón planteó como prioridad la sanción de una Ley de Conectividad Aérea, para compensar la insularidad de la provincia y garantizar igualdad de oportunidades.
En este sentido, explicó que “necesitamos una ley que asegure tarifas accesibles para los fueguinos que viajan por trabajo, salud o estudio, la insularidad no puede ser un castigo. Vacacionar también es salud y justicia social”.
El candidato defendió la idea de financiar la iniciativa con recursos provinciales al marcar que “somos una provincia rica, hay potencial en el hidrógeno verde, la pesca, las algas, sin contaminar el canal con salmoneras, tenemos que pensar una economía soberana y limpia”.
“Nosotros venimos a reconstruir el diálogo”
Al ser consultado por su ruptura con el PJ local y su decisión de competir por fuera de las estructuras dominantes, Barón fue tajante al indicar que “no hubo democratización interna, los candidatos se deciden a dedo, pero desde el Frente Grande hicimos una interna, aunque fuera simbólica, no somos testimoniales, somos militantes que creemos en la participación real”.
Reivindicó además su alineamiento con el gobernador bonaerense al imprimir que “estamos con Axel Kicillof y su proyecto de país, el futuro arranca ahora, en 2025, creemos que el 27 será con Axel y con un peronismo renovado, que vuelva a tener vocación de mayorías”.
Unidad, memoria y billetera
De cara al 26 de octubre, Barón pidió “votar con memoria” y en este sentido dijo que “la gente tiene que mirar su billetera y preguntarse si con Milei puede vivir mejor, si no llega a fin de mes, la respuesta está ahí”.
Por último, expuso que “no importa si es Fuerza Patria, Defendamos Tierra del Fuego o el Frente Grande, lo importante es que el peronismo gane, que vuelva el amor sobre el odio, porque no podemos seguir con un desequilibrado en la Casa Rosada que se burla de los que menos tienen”.
El discurso de Rogelio Barón combina la nostalgia de un peronismo ético con una crítica demoledora a la fragmentación del presente. Se planta como outsider interno del justicialismo, pero sin renegar de su identidad de base. Su mensaje conecta con el malestar ciudadano y con la necesidad de reconstruir legitimidad política desde la coherencia.
En un clima donde los libertarios se consumen en su propia contradicción y el peronismo se dispara al pie, Barón emerge como un militante de palabra áspera pero honesta: un recordatorio de que la crisis no se resuelve con algoritmos ni con slogans, sino con memoria, organización y sentido moral.

