Se realizó la inauguración oficial del Club Social, Cultural y Deportivo Luís Garibaldi

La ciudad de Río Grande vivió un hecho histórico el pasado fin de semana con la inauguración oficial del gimnasio del Club Social, Cultural y Deportivo Garibaldi, una institución profundamente ligada a la identidad barrial, al trabajo comunitario y a la contención social. Con instalaciones de primer nivel -una cancha con piso profesional, albergue, baños y duchas completamente equipadas, cocina y espacios auxiliares- el nuevo edificio marca un antes y un después en la trayectoria de este club que durante años soñó con contar con su propio espacio deportivo.

Río Grande.- La moderna infraestructura fue presentada en un ambiente cargado de emoción, orgullo y sentido de pertenencia. El acto inaugural no solo significó la apertura formal de un gimnasio, sino la concreción de un sueño que distintos socios, dirigentes, familias y vecinos abrazaron durante décadas. En un barrio donde la contención y la actividad deportiva son pilares esenciales, este logro se entiende como un símbolo del esfuerzo colectivo y del compromiso institucional que caracteriza al Garibaldi.

Antes del inicio de las actividades programadas para la jornada -entre ellas, encuentros amistosos y recorridos abiertos para la comunidad-, conversamos con Roque Córdoba, presidente de la institución y uno de los principales impulsores de este proceso que hoy se materializa en una obra monumental para el barrio y la ciudad.

“Hoy todavía no caemos; es un sueño cumplido”

Con la sencillez y la emoción que lo caracterizan, Roque reconoce que el impacto de ver terminado el gimnasio aún no se dimensiona por completo: “Hoy todavía no caemos, no bajamos. Gracias a Dios, hoy es una realidad el tema del gimnasio. Se viene trabajando años y se logró lo que siempre quisimos: tener nuestro propio gimnasio”.

Su testimonio refleja un camino largo, que incluyó sacrificios, insistencia y la incesante tarea de “golpear puertas”, como él mismo remarca. En ese andar, algunas se abrieron y otras no; sin embargo, la institución persistió incluso en los momentos más difíciles, porque detrás del objetivo edilicio existía también un propósito humano: brindar contención a las infancias y juventudes del barrio.

“Siempre se habla de contención, y ese es el objetivo: que los más chicos tengan un espacio donde puedan practicar deporte. La idea es implementar las actividades al cien por ciento para que toda la comunidad de Río Grande tenga un lugar donde hacer sus actividades”, señaló Roque.

Un club que trasciende lo deportivo

En el Garibaldi, la identidad institucional supera el ámbito deportivo. Su rol comunitario ha sido sostenido durante años por dirigentes, voluntarios y vecinos que acompañaron cada etapa del crecimiento del club. La apertura del gimnasio no hace más que reafirmar ese compromiso.

Roque lo explicó con claridad: “El rol no es solo deportivo; también es social. Acá se hacen muchas actividades de contención para los vecinos del sector y para toda la comunidad. Llegan chicos y familias de distintos puntos de Río Grande para hacer actividades, y el club siempre tiene las puertas abiertas”.

Este espíritu de solidaridad encuentra su máxima expresión en el comedor que funciona los días sábados. Allí, entre setenta y ochenta viandas son preparadas y entregadas a familias del barrio y de otros sectores de la ciudad. El presidente destaca este servicio como un ejemplo concreto del significado de ser “club social, cultural y deportivo”:

“Trabajamos en todas las áreas, y eso es importante. Eso nos dio el fruto de tener todo lo que tenemos hoy. Siempre estamos trabajando a full”.

El apoyo del Estado y la continuidad de un proyecto colectivo

La inauguración del gimnasio también fue posible gracias a las gestiones realizadas por la institución ante el Estado provincial. Roque detalló que el primer convenio se firmó durante la gestión de la exgobernadora Rosana Bertone, pero la obra avanzó en profundidad gracias al compromiso del actual gobierno, encabezado por Gustavo Melella.

“El convenio para que esto sea realidad se firmó con el gobierno anterior. Después vino la pandemia y todo quedó parado. Fuimos a hablar con Gustavo, y él se comprometió porque conocía la situación del barrio. Y cumplió: se ejecutó y se hizo el gimnasio”, explicó.

Ese respaldo no solo permitió finalizar la obra deportiva, sino una serie de mejoras estructurales decisivas para el barrio: hormigonado de patios internos, renovación de luminarias, escaleras, frentes y fachadas.

“Hoy estamos en el mejor barrio”, afirma Roque, recordando que antes el lugar era objeto de críticas y que estos avances representan una transformación integral que dignifica la vida comunitaria.

Un reconocimiento a quienes ya no están

En medio de la alegría por el logro alcanzado, hay también un espacio para la memoria. Roque señaló que tres figuras clave para la institución no llegaron a ver esta obra finalizada, pero su legado permanece vivo en las paredes del nuevo gimnasio y en el corazón de la comunidad.

Se trata de Alfredo Dávila, ex vicepresidente; Hernán Canabiri, miembro de la comisión; y Daniel Gorosito, colaborador incansable del club.

“Son personas que colaboraron mucho con la institución. Yo sé que, donde estén, deben estar contentos. Ellos soñaron con esto también”, expresó con emoción.

El homenaje implícito no solo honra su labor, sino que reafirma la esencia del club: un espacio construido sobre la dedicación de sus socios, su historia y su compromiso intergeneracional.

Una inauguración abierta, popular y participativa

El fin de semana de inauguración no fue únicamente un acontecimiento institucional, sino una verdadera fiesta comunitaria. Además de los encuentros deportivos previstos, el club abrió sus puertas para que todos los vecinos pudieran conocer las nuevas instalaciones.

Roque destacó la importancia de esta convocatoria: “El objetivo es que todos los vecinos, toda la comunidad, vinieran y conozcan el club. Es hermoso”.

Las actividades incluyeron música en vivo, propuestas gastronómicas -chorizos, empanadas, pizzetas, hamburguesas y panchitos para los chicos- y un ambiente familiar pensado para celebrar este logro compartido. El espíritu del Garibaldi se manifestó en cada detalle: accesibilidad, participación, cultura barrial y un clima de alegría colectiva.

“Los hombres pasan; las instituciones quedan”

En el tramo final de la charla, Roque compartió una reflexión que resume el presente y el futuro del club.

“Agradecemos a toda la comunidad, a todos los vecinos que siempre nos tiran buena onda. Hoy el club es una realidad, y hay que seguir trabajando. Esto tiene que seguir creciendo”.

Con humildad y convicción, reconoce también que una nueva generación de jóvenes dirigentes ya está involucrada en el funcionamiento institucional: “Tenemos un equipo de jóvenes que vienen con muchas ganas de hacer cosas, y eso nos pone re contentos”.

Su frase final representa la filosofía de toda institución que trasciende a quienes la integran en un momento determinado: “Los hombres pasan; las instituciones quedan”.

Un futuro con más oportunidades para Río Grande

La inauguración del gimnasio del Club Social, Cultural y Deportivo Luís Garibaldi no es solo un logro para un barrio; es una conquista para toda la ciudad. Significa más espacios para el deporte, para la cultura, para la inclusión y para la convivencia comunitaria. Representa la fuerza del trabajo colectivo, el valor de la gestión perseverante y la certeza de que los objetivos sociales se cumplen cuando la comunidad se organiza, sueña y actúa.

Roque Córdoba y su equipo han dado el paso más importante en la historia reciente del club. Y a partir de ahora, como él mismo lo expresó, comienza una nueva etapa en la que el desafío será sostener, ampliar y consolidar todo lo logrado.

El Garibaldi ya tiene su casa. Y Río Grande, un nuevo espacio de encuentro para sus familias.

 

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