“Nadie sabe cómo cerrará el negocio”

El economista Federico Rayes, titular de Ecotono, afirmó que la transición hacia una economía abierta dejará tensiones profundas y posibles pérdidas netas de empleo en la provincia, especialmente por la baja de aranceles y la reconversión industrial. Alertó que sectores como el textil “están prácticamente extinguidos” y que el impacto sobre la electrónica dependerá de si el consumo nacional logra repuntar en 2026.

Río Grande.- En diálogo con FM Master’s, el economista Federico Rayes, titular de la consultora Ecotono, sostuvo que la baja de impuestos internos y la apertura comercial ponen a prueba la competitividad de las plantas locales y reconoció que la provincia podría ser “netamente perdedora en el corto plazo” y advirtió que “la caída del consumo y la estructura fiscal del país pueden agravar el golpe industrial”.

De esta manera, el titular de la consultora Ecotono, trazó un diagnóstico amplio sobre el presente económico argentino y delineó los desafíos que marcarán el 2026, sosteniendo que el país atraviesa una “primavera” posterior al proceso electoral, pero que las tensiones estructurales del cambio de modelo económico seguirán marcando el ritmo de la economía real, particularmente en provincias altamente industrializadas como Tierra del Fuego.

 

“Estamos en un clima de tranquilidad, pero la economía real va por otro carril”

 

Rayes comenzó describiendo el escenario macroeconómico nacional como un momento de “relativa calma luego de meses de fuerte volatilidad preelectoral”.

Explicó que “la recomposición política del Gobierno tras las elecciones contribuyó a reducir la incertidumbre y a estabilizar algunas variables claves”.

Sin embargo, advirtió que “esta tranquilidad no implica un cambio inmediato en las condiciones cotidianas, estamos muy lejos de sentir euforia en la calle. Las cosas se están ordenando, pero la economía real todavía no lo siente”.

El economista insistió en que persisten “tensiones acumuladas desde julio hasta octubre, especialmente en los frentes monetario y cambiario, esos desajustes tardarán algunos meses más en corregirse”.

 

Una transición de fondo: del modelo cerrado al modelo abierto

 

El análisis de Rayes se centró en un proceso que considera inevitable y estructural como lo es la transición del país desde una economía cerrada y enfocada en el consumo interno hacia otra más abierta, orientada a la competitividad y al ahorro.

Según detalló, este tránsito supone cambios profundos que afectarán tanto la dinámica productiva como la distribución del empleo y al respecto sostuvo que “van a ocurrir tensiones porque estamos transfiriendo recursos de sectores protegidos hacia sectores competitivos, ese proceso genera destrucción de empleo en algunos lugares y creación de oportunidades en otros”.

En esa línea, marcó un punto clave para la política pública como será “administrar esas tensiones para obtener un resultado neto positivo”.

Mencionó el crecimiento de los servicios tecnológicos y la expansión de sectores exportadores como posibles fuentes de nuevos puestos de trabajo, aunque admitió que “se trata de sectores menos intensivos en mano de obra que la industria tradicional”.

 

La deuda externa: el gran desafío del 2026

 

Rayes dedicó un tramo considerable de la entrevista a explicar el panorama del endeudamiento argentino y la necesidad de lograr un rollover ordenado de los compromisos que comienzan a vencer el año próximo.

Recordó que “en enero y julio de 2026 se concentran los vencimientos más pesados de los bonos Bonares y Globales, donde solo en enero, la Argentina deberá afrontar pagos por más de USD 4.500 millones, sin condiciones aún para refinanciar naturalmente en el mercado”.

Por eso destacó como “muy relevante” el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre negociaciones con bancos internacionales para conseguir un crédito puente o emitir un nuevo bono que permita cumplir con los pagos.

Rayes insistió en que la estabilidad del frente externo es “el mayor desafío macroeconómico de la Argentina hoy”.

 

El tipo de cambio, las reservas y la baja del riesgo país

 

Al referirse al esquema cambiario actual, Rayes se mostró cauto y dijo que “el sistema de bandas cambiarias podría mantenerse, aunque advirtió que su sostenimiento podría entrar en tensión con la necesidad de acumular reservas”.

Explicó que la economía está recibiendo dólares por distintos canales, donde la “fuerte baja del riesgo país, facilitó que grandes empresas argentinas emitieran deuda en el exterior, las colocaciones privadas por USD 4.000 millones en noviembre que ingresaron al sistema financiero, el superávit histórico del sector energético, cercano a USD 6.000 millones en el año y la expectativa de una muy buena cosecha 2025-2026”.

La suma de estos elementos, según el economista, ayuda a “estabilizar el dólar y bajar la inflación, siempre y cuando no se disparen nuevas tensiones políticas o cambiarias”.

 

Tierra del Fuego: una provincia que puede perder más de lo que gane

 

La parte más sensible de la entrevista llegó cuando Rayes analizó el impacto del nuevo esquema arancelario sobre la industria electrónica de Tierra del Fuego, especialmente ante la decisión de llevar a cero los impuestos a los celulares importados desde enero de 2026.

Para el economista, el panorama es complejo porque “es posible que la provincia sea, al final de todo el proceso, netamente perdedora de puestos de trabajo, hay que decirlo”.

Recordó que “de los 35.000 empleos privados registrados en la provincia, 7.500 dependen de la industria electrónica, muchos vinculados a la fabricación de celulares”.

Rayes aclaró que “si bien se eliminan los aranceles, los celulares producidos en la isla mantienen una protección diferencial vía impuestos internos, la incógnita es si esa defensa será suficiente”.

Explicó que en este escenario conviven dos tendencias contrapuestas, donde por un lado hay “reducción de protección, que erosiona la competitividad por precio, relajación de procesos productivos, que mejora la competitividad intrafirma y el resultado dependerá de cómo cierren los números de cada empresa”.

También sostuvo que “si la economía argentina logra crecer en 2026 y aumenta el consumo, podría haber una mejora en la demanda de productos fueguinos, lo que ayudaría a compensar parte del impacto negativo”.

 

Textil y confección: un sector en extinción

 

A diferencia de otros rubros, Rayes fue contundente sobre el futuro de la industria textil fueguina al sostener que “tranquilamente me arriesgo a decir que no van a arrancar en 2026 o van a estar totalmente disminuidos”.

Recordó que el sector llegó a tener “1.100–1.500 puestos de trabajo, pero hoy quedan alrededor de 300 o menos y la tendencia es irreversible”.

 

La industria golpeada a nivel nacional

 

El economista explicó que la industria argentina es uno de los sectores “más castigados” en la transición económica actual y en este marco enumeró la “caída del consumo interno, la competencia con productos importados, estructuras de costos laborales y fiscales que restan competitividad, el proceso simultáneo de apertura comercial y reconversión productiva, pero en una provincia con alto peso industrial como Tierra del Fuego, esas tensiones se sienten con mayor intensidad”.

Aun así, Rayes aclaró que el escenario “no es catastrófico”, aunque sí desafiante.

 

Reforma tributaria y más tensiones legislativas

 

Sobre el cierre, anticipó que “seguirán apareciendo novedades, especialmente a partir de la nueva conformación del Congreso, y que uno de los temas centrales será la discusión de la reforma tributaria en sesiones extraordinarias”, concluyó.

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