La Lista Azul y Roja irrumpe en la elección de los Bomberos Voluntarios de Río Grande con un mensaje incómodo que tiene que ver con la renovación, apertura comunitaria y conducción por quienes ponen el cuerpo, frente a una comisión que gobierna desde hace décadas. La lista que encabeza Ignacio Ameri se presenta como alternativa a una conducción histórica y pone en discusión el modelo de poder dentro de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Río Grande. Además, el actual estatuto limita la expresión interna en una institución democrática que genera interrogantes sobre transparencia, debate y control. Cabe remarcar, que el padrón habilitado es reducido, debido a que hay 124 socios en total, entre activos y protectores. Esto convierte a la elección del lunes 22 de diciembre, de 10 a 17 horas en el cuartel central, en una contienda que puede definirse por pocos votos.
Río Grande.- La elección en la Asociación de Bomberos Voluntarios de Río Grande dejó de ser un trámite interno para transformarse en una disputa política e institucional de fondo.
La aparición de la Lista Azul y Roja, encabezada por Ignacio Ameri, con Sebastián Heredia como secretario y Francisco Da Rosa como tesorero, expone tensiones acumuladas durante años en una institución clave para la ciudad, pero también fuertemente cerrada sobre sí misma.
Desde los micrófonos de FM Aire Libre, los referentes de la lista dejaron un mensaje claro al marcar que “no se presentan como oposición, pero sí como una renovación necesaria frente a una conducción que, según plantean, lleva más de dos décadas al frente de la asociación y se ha ido distanciando de la comunidad y de sus propios socios”.
Bomberos que quieren conducir
Uno de los datos políticos más relevantes es que “todos los integrantes de la Lista Azul y Roja son bomberos, bomberos con trayectorias que van desde los cinco hasta más de veinte años de servicio, que hoy debieron pedir licencia obligatoria para poder competir electoralmente, tal como lo establece el estatuto”.
Ese punto no es menor, dado que “el propio reglamento interno impide que un bombero activo integre la comisión directiva”.
Para Ameri y su equipo, esto revela una “contradicción profunda, debido a que quienes ponen el cuerpo en las emergencias no pueden conducir la institución, salvo que abandonen temporalmente su función operativa”, dijo, al tiempo que agregó que “alguien tiene que dejar el casco al costado y dar la pelea desde otro lugar”, resumieron.
Renovación sin ruptura, pero con mensaje
La Lista Azul y Roja evita un discurso confrontativo directo, pero el diagnóstico es contundente.
Reconocen que “el servicio funciona, que los Bomberos de Río Grande tienen prestigio y excelencia operativa, pero advierten que la institución se fue cerrando, perdiendo cercanía con los vecinos y con los socios protectores”.
La propuesta central pasa por “un cuartel más abierto a la comunidad, recuperar actividades que antes eran habituales (capacitaciones abiertas, eventos comunitarios) y fortalecer el vínculo con el vecino como parte activa de la asociación”.
El ejemplo concreto fue la tradicional recorrida navideña, que este año se redujo a un solo punto.
Para la lista, ese recorte simboliza una “lógica más amplia, menos presencia territorial, menos contacto social, menos participación”.
Elecciones demoradas y un proceso bajo la lupa
Las elecciones debían realizarse el 23 de octubre, pero fueron suspendidas en dos oportunidades por irregularidades detectadas por la Inspección General de Justicia (IGJ).
La Lista Azul y Roja aclaró que “no realizó denuncias, pero sí presentó escritos formales ante situaciones que consideraban fuera de estatuto, como licencias mal otorgadas o socios que no cumplían requisitos”.
Finalmente, fue la IGJ la que tomó el control del cronograma electoral y fijó nuevas reglas.
Sin decirlo explícitamente, el mensaje es claro al marcar que “la institucionalidad falló y necesitó intervención externa para ordenar el proceso”.
El estatuto como mordaza
Uno de los momentos más tensos de la entrevista fue cuando los integrantes de la lista explicaron que no pueden hablar públicamente de muchas situaciones internas porque el estatuto lo prohíbe y habilita sanciones.
“No es que no queremos hablar, no podemos”, insistieron.
La definición no pasó desapercibida, dado que “un estatuto que limita la expresión interna en una institución democrática genera interrogantes sobre transparencia, debate y control”. La Lista Azul y Roja elige el camino de la prudencia, pero deja “flotando la idea de que hay más cosas que no se dicen de las que se dicen”.
Una elección de pocos votos y alto impacto
El padrón habilitado es reducido, debido a que 124 socios en total, entre activos y protectores. Esto convierte a la elección del lunes 22 de diciembre, de 10 a 17 horas en el cuartel central, en una contienda que puede definirse por uno o dos votos.
Por eso el mensaje de la lista apunta directamente a los socios protectores, muchos de los cuales, según admiten, “desconocían incluso que podían votar o cómo convertirse en socios”.
Abrir esa información, transparentar el padrón y fomentar la participación son, para la Lista Azul y Roja, parte del “cambio cultural que proponen”.
Más que una elección interna
Lo que está en juego no es solo quién firma balances o administra fondos, está en discusión qué modelo de Bomberos quiere Río Grande, “uno cerrado, con poder concentrado y baja participación o uno abierto, con bomberos conduciendo, comunidad involucrada y renovación dirigencial”.
La Lista Azul y Roja apuesta a lo segundo y lo hace sin estridencias, pero con un mensaje político claro “la institución necesita aire nuevo”.
En una ciudad donde los Bomberos Voluntarios son una de las organizaciones con mayor prestigio social, esta elección no es menor. Porque cuando se discute quién conduce a los bomberos, en el fondo se discute cómo se gobierna una de las instituciones más sensibles y respetadas de la comunidad.
