La empresa de Sam Altman, creadora de ChatGPT, confirmó una inversión sin precedentes en la Patagonia argentina para construir un mega data center de inteligencia artificial. Aunque Tierra del Fuego estuvo entre las zonas analizadas, finalmente fue descartada por dos limitaciones estructurales clave: el suministro energético y la conectividad de fibra óptica.
Río Grande. -El anuncio de OpenAI junto a la firma Sur Energy sacudió el panorama tecnológico argentino: la compañía invertirá hasta USD 25.000 millones para levantar en la Patagonia un mega centro de datos que funcionará como uno de los más grandes de América Latina y será clave para el desarrollo de inteligencia artificial en la región.
La decisión de instalar un megacentro de datos en la Patagonia podría marcar el inicio de una nueva etapa para la industria tecnológica argentina, al abrir la puerta a la fabricación local de semiconductores.
El proyecto, bautizado “Stargate Argentina”, prevé la instalación de infraestructura de última generación capaz de procesar cantidades masivas de información en tiempo real. La energía requerida para semejante escala será provista por Central Puerto y Genneia, empresas líderes en el sector energético que ya firmaron memorandos de entendimiento con los desarrolladores.
“Este hito va más allá de la infraestructura. Se trata de poner la inteligencia artificial en manos de la gente de toda la Argentina”, expresó Sam Altman, CEO de OpenAI, al anunciar la inversión.
El anuncio de este centro de datos, impulsado en el marco del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), trasciende la mera infraestructura digital. La magnitud de la inversión y la demanda de hardware avanzado, en particular de chips semiconductores, sitúan a la región en una posición estratégica para evolucionar desde el ensamblaje hacia la producción de componentes clave para la inteligencia artificial.
La provincia de Tierra del Fuego cuenta con una infraestructura industrial consolidada, resultado de su subrégimen de promoción para la electrónica de consumo. Este ecosistema, que incluye técnicos especializados, exenciones fiscales y la presencia de grandes grupos industriales, permite la producción de televisores, celulares y aires acondicionados. No obstante, la mayoría de los componentes, especialmente los semiconductores más sofisticados, continúan siendo importados.
De acuerdo con Inteligencia Argentina, el desafío reside en avanzar hacia una integración local de mayor complejidad, superando el modelo de kits importados. Así, el desarrollo de la IA podría actuar como el catalizador que impulse a Tierra del Fuego a convertirse en el punto de partida de la era de los semiconductores argentinos.
La fabricación de semiconductores representa una industria de alta complejidad y barreras de entrada elevadas, tanto en términos de capital como de conocimiento técnico. Sin embargo, la demanda masiva que generará el centro de datos de OpenAI y el ecosistema de IA previsto para la región podrían constituir el anclaje económico y estratégico necesario para atraer inversiones en las etapas iniciales de la cadena de valor. Esto incluiría la integración de componentes electrónicos y, en una fase posterior, la producción de chips con diseños locales o adaptados a las necesidades de la inteligencia artificial.
La elección de la Patagonia como sede del centro de datos responde a factores como la disponibilidad de energía sustentable, un clima frío favorable para la refrigeración de servidores y condiciones geográficas óptimas para operaciones de gran escala. “Si Tierra del Fuego logra desarrollar la capacidad de fabricar, incluso en un nivel incipiente, componentes electrónicos o semiconductores intermedios, se convertiría en un proveedor regional de insumos críticos para el data center patagónico», se destacó.
Este avance permitiría reducir la dependencia de la cadena global de suministro y fortalecer la soberanía tecnológica argentina, consolidando una capacidad productiva nacional en un sector considerado de seguridad estratégica.
Los requisitos que definieron la ubicación
Según trascendió en medios nacionales, la empresa evaluó cinco locaciones posibles en la Patagonia, entre ellas Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Río Negro y Tierra del Fuego.
Sin embargo, dos factores técnicos resultaron determinantes para definir la selección:
1.Disponibilidad de energía sustentable y estable.
El proyecto exige una matriz energética limpia, capaz de sostener un consumo constante de altísima demanda sin recurrir a combustibles fósiles. Neuquén, con su red hidroeléctrica (Piedra del Águila) y parques eólicos de Genneia, logró cumplir ese requisito, mientras que Tierra del Fuego todavía depende en gran medida de generación térmica local y carece de una conexión robusta al sistema interconectado nacional.
- Acceso directo a la fibra óptica continental.
El funcionamiento de un data center de este tipo requiere conectividad de alta velocidad, estable y redundante, con enlaces directos hacia los grandes nodos internacionales de internet.
Tierra del Fuego, por su condición insular y su actual dependencia del tendido submarino que la conecta con Santa Cruz, no puede garantizar la estabilidad y capacidad de transmisión necesarias para una instalación de esa magnitud.
La oportunidad que se escapó del fin del mundo
Si bien en los últimos años Tierra del Fuego viene impulsando políticas vinculadas al desarrollo tecnológico y la diversificación productiva, este episodio expone los desafíos estructurales que aún enfrenta la provincia para competir por inversiones estratégicas globales.
La falta de un sistema energético integrado y renovable, junto a la limitada conectividad digital, son obstáculos que condicionan el desembarco de grandes proyectos tecnológicos.
En contraste, Neuquén aparece como la gran candidata a albergar el mega data center, apoyada en su infraestructura energética, su acceso a recursos hídricos y su conectividad terrestre y digital consolidada.
Una inversión que redefine el mapa tecnológico argentino
El megaproyecto de OpenAI y Sur Energy no sólo tendrá impacto económico, sino que podría reposicionar a la Patagonia argentina como polo tecnológico mundial. Se estima que su construcción demandará miles de empleos directos e indirectos, además de inversiones asociadas en servicios, transporte, energía y telecomunicaciones.
Para Tierra del Fuego, el caso deja una lección estratégica: sin energía verde ni conectividad garantizada, no hay futuro tecnológico posible.

