Pese a las expectativas y a las promociones extendidas en todo el país, el balance del Día de la Madre volvió a ser desalentador para el comercio de Ushuaia y de Tierra del Fuego. Según informó la presidenta de la Cámara de Comercio de Ushuaia y vicepresidenta de CAME, Claudia Fernández, las ventas registraron una caída interanual del 3,5% a precios constantes, marcando el cuarto descenso consecutivo para el sector.
Ushuaia.- “Fue un día que históricamente marcaba un impulso para el comercio, pero esta vez no ocurrió. Se notó la prudencia del consumidor y la falta de poder adquisitivo”, reconoció Fernández en diálogo con FM Master’s.
Recesión persistente y consumo cauteloso
Los datos difundidos por la entidad reflejan una recesión profunda en el poder de compra de las familias. La dirigente reconoció que “el monorregalo, una sola compra modesta por familia, se volvió una característica consolidada, incluso en fechas especiales como esta”, dijo, al tiempo que agregó que “en Tierra del Fuego, el ticket promedio rondó los $56.000, unos $20.000 más que el promedio nacional”.
Sin embargo, ese aumento no “representa un mayor consumo real, sino simplemente el acompañamiento de la inflación, a nivel nacional el ticket fue de $37.000, pero en la provincia fue de casi $60.000, en realidad, acompañó el ritmo inflacionario, no hubo un crecimiento genuino en las ventas”, precisó.
Rubros en caída y escasa rentabilidad
De los cinco rubros analizados, indumentaria, perfumería y cosmética, librerías, tecnología y artículos varios, cuatro “registraron caídas, siendo librerías el más golpeado, solo el segmento de electrónica y tecnología mostró una leve suba, gracias a la financiación en hasta 12 cuotas”.
“En ese rubro hubo una pequeña mejora porque aparecieron opciones de cuotas largas. Pero el resto cayó, y los comercios no logran sostener la rentabilidad frente a los costos financieros y las tasas de interés”, admitió Fernández.
El dato más preocupante es que “el 42% de los comercios aseguró haber vendido igual que el año pasado, mientras que un 35% dijo que le fue peor y solo el 23% cumplió sus expectativas, en otras palabras, tres de cada cuatro locales no vieron mejora alguna, en un contexto donde la inflación anual supera ampliamente los incrementos salariales”.
El espejismo de las promociones
Pese al despliegue de descuentos, sorteos y convenios con bancos, el efecto fue mínimo, para lo cual Fernández reconoció que “el 85% de los comercios locales ofreció promociones, pero advirtió que las altas tasas de interés siguen jugando en contra”.
Las ofertas a plazos, que “en otros tiempos reactivaban las ventas, hoy se perciben como una estrategia de supervivencia más que de expansión”.
Asimismo, sostuvo que “se dieron muchas financiaciones, pero eso no significa que el consumo se haya reactivado, la gente compra lo justo y necesario, y el comercio absorbe parte del costo financiero para no perder ventas”, sustentó una fuente del sector consultada tras la entrevista.
Sin señales de reactivación
El balance general confirma lo que los comerciantes ya venían percibiendo, donde el Día de la Madre ya no es el salvavidas que solía ser. En la provincia más austral del país, el comercio minorista se enfrenta a un consumidor exhausto, que prioriza lo esencial y posterga gastos superfluos.
Mientras la Cámara de Comercio anunció nuevas actividades institucionales, como la inauguración de un lactario en el Paseo del Fuego con apoyo de UNICEF y CAME, el panorama económico sigue siendo sombrío. Las ventas estancadas, la inflación persistente y el costo del crédito siguen erosionando la base del consumo interno.
Un síntoma de la crisis estructural
El informe y las propias declaraciones de Fernández dejan en evidencia que la economía fueguina sigue atrapada en una lógica defensiva, donde los esfuerzos promocionales no alcanzan para revertir la caída del poder adquisitivo.
El comercio local, que solía encontrar en estas fechas un respiro, hoy sobrevive con márgenes cada vez más estrechos y una demanda que no repunta. Y mientras las estadísticas intentan mostrar estabilidad, la realidad de los mostradores cuenta otra historia: la del desgaste silencioso de un sector que resiste, pero no crece.

