Cristian Barrientos y su pasión vivida en el 2º Encuentro Nacional de Chevrolet en el Fin del Mundo

El viento patagónico, ese compañero infaltable de cada jornada al aire libre en Tierra del Fuego, fue testigo una vez más de una postal inolvidable: el 2º Encuentro Nacional de Chevrolet en el Fin del Mundo, un evento que reunió a fanáticos de todo el país y del extranjero para celebrar una pasión que trasciende generaciones. En ese escenario de motores, historia y camaradería, se destacó la presencia del riograndense Cristian Barrientos, quien participó con su imponente camioneta Custom Deluxe C10 negra, una verdadera joya del automovilismo clásico que simboliza el esfuerzo, la nostalgia y el amor por una marca que marcó época.

Río Grande.- Con su característico entusiasmo, Barrientos compartió su experiencia en este encuentro que tuvo como epicentro a la ciudad de Río Grande, pero que también extendió su recorrido por Tolhuin y Ushuaia, llevando consigo el sonido inconfundible de los motores Chevrolet y la emoción de quienes encuentran en cada vehículo una historia familiar, una herencia mecánica y un modo de vida.

Un sueño sobre ruedas: la historia detrás de la Custom Deluxe C10

Cristian Barrientos, conocido por su vínculo con el mundo de los fierros desde hace años, cumplió un viejo anhelo cuando logró adquirir su camioneta Custom Deluxe C10, un ícono del diseño y la resistencia que marcó a varias generaciones de automovilistas. “Después de muchos años de esperarla, llegó de la nada, casi por suerte. Surgió el negocio y la verdad, acá está. Falta un poquito de amor, pero son autos viejos, hay que mantenerlos, cuidarlos y darles cariño”, contó con la emoción de quien sabe que detrás de cada restauración hay horas de trabajo, búsqueda de repuestos, paciencia y dedicación.

Su C10 no es solo un vehículo: es una parte de su historia, una extensión de su identidad fierrera. “Estos autos tienen alma, son parte de la familia”, expresó Barrientos con una sonrisa mientras detallaba las características del motor de seis cilindros y la robustez de una máquina que, pese a sus décadas de vida, sigue siendo símbolo de fortaleza y nobleza mecánica.

En su relato, también hubo tiempo para una comparación inevitable: “No como los modelos de ahora, que son todos plásticos. Antes los autos eran fierro de verdad, hechos para durar”. Su mirada sintetiza lo que tantos aficionados comparten: la nostalgia por una época en la que el automóvil era más que un medio de transporte; era una obra de arte con carácter, sonido y espíritu.

El valor de una comunidad que no conoce fronteras

El Encuentro Nacional de Chevrolet en el Fin del Mundo volvió a confirmar que la pasión por el automovilismo clásico es un fenómeno que une a personas de distintas edades y procedencias. Barrientos destacó que participaron alrededor de 50 vehículos, provenientes de diversas provincias -Santa Fe, Salta, Córdoba, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos- e incluso de países vecinos como Chile, con la presencia de apasionados que cruzaron la cordillera para compartir el evento. También hubo entusiastas de Uruguay, que si bien no pudieron llegar por cuestiones logísticas, enviaron su apoyo al grupo.

“Esto demuestra que la marca y los fierros que tenemos son de muy buena calidad. Son todos vehículos mayores de 40 años, no hay ninguno menor de esa edad. Y siguen andando, siguen generando esta locura linda”, señaló Barrientos, con orgullo por pertenecer a una comunidad que mantiene vivo el legado Chevrolet.

El evento, organizado por el Chivo Club Río Grande, volvió a convertir a la ciudad en epicentro del mundo automotor patagónico. Los visitantes pudieron admirar modelos restaurados con minuciosidad, intercambiar experiencias, consejos técnicos y, sobre todo, compartir historias que se repiten con un hilo común: el amor por los autos y el trabajo artesanal que implica mantenerlos en pie.

El desafío del viento patagónico: manejar con alma y paciencia

Uno de los grandes protagonistas de cada encuentro en la región es el clima. El viento, ese elemento que define a la Patagonia, también puso a prueba a los conductores. “La semana pasada se les complicó mucho a los chicos para venir al evento desde Comodoro. Las ráfagas eran tan fuertes que no podían circular”, relató Barrientos, destacando la resiliencia de los participantes, que pese a las adversidades, siguieron adelante.

Con su experiencia de años en la ruta, Cristian explicó las dificultades de conducir estos vehículos en tales condiciones: “Son autos viejos, grandes, pesados, y el viento nos afecta un montón. El consumo de combustible se duplica, los tanques son chicos y las distancias largas. Entonces hay que ser pacientes, esperar que calme, y seguir camino”.

Sus palabras no solo reflejan la realidad de quienes aman esta actividad, sino también el espíritu de camaradería y prudencia que caracteriza a estos encuentros, donde cada kilómetro recorrido es una victoria compartida.

De Río Grande al corazón de la isla: la caravana que emociona

La edición 2025 del Encuentro Chevrolet tuvo como particularidad un recorrido que unió las tres principales localidades de la provincia. “Salimos de Río Grande, almorzamos en Tolhuin y después seguimos hacia Ushuaia, donde se realizó el cierre en el puerto”, explicó Barrientos, quien celebró la respuesta de los vecinos y el acompañamiento en cada punto del trayecto.

Aunque su camioneta no pudo participar del tramo final por falta de neumáticos especiales -“Son cubiertas americanas, difíciles de conseguir”, aclaró-, el riograndense no ocultó su entusiasmo por el crecimiento del evento: “En Tolhuin se nos sumaron más vehículos, y en Ushuaia cerca de doce más. Hay que agradecerle a la gente de Ushuaia que se sigue sumando, porque este ya es el evento de la provincia”.

El cierre en la capital fueguina, con los autos exhibidos frente al mar y el inconfundible fondo de los Andes nevados, fue la culminación perfecta de un recorrido donde cada motor encendido contó una historia distinta. Allí, entre familias, fotógrafos, curiosos y periodista, se vivió un clima de celebración, identidad y pertenencia.

Más que autos: una pasión que une generaciones

Detrás de cada restaurador, mecánico o coleccionista hay un hilo invisible que conecta a padres, hijos y amigos. Para Cristian Barrientos, ese lazo es tan fuerte como el acero de su C10. “Estos encuentros son mucho más que una exposición de autos. Es reencontrarse con amigos, con gente que comparte la misma pasión. Cada vez que prendés el motor, se te viene a la mente el recuerdo de tus viejos, de cuando aprendías a manejar o cuando ayudabas a arreglar algo en el taller”, contó, con la emoción de quien encuentra en cada vehículo un puente entre el pasado y el presente.

La dimensión familiar del encuentro fue uno de los aspectos más destacados. En cada parada, se pudo ver a niños y niñas fotografiándose junto a los autos, a jóvenes aprendiendo sobre mecánica, y a mayores que recordaban su infancia con una sonrisa. Esa convivencia intergeneracional es uno de los grandes logros de la organización y un reflejo del espíritu de camaradería que reina en la comunidad automovilística.

El valor de la prudencia y el respeto en la ruta

Barrientos también aprovechó la oportunidad para hacer un llamado a la precaución: “Si nos ven en la ruta para participar en una muestra o en un evento, que tengan paciencia, somos muchos autos y puede ser complicado sobrepasarnos. Les pedimos que sean prudentes y solidarios con nosotros”.

Sus palabras, simples y directas, transmiten el mensaje de una comunidad que entiende que la pasión debe ir siempre acompañada de responsabilidad. La seguridad vial y el respeto en la ruta son valores fundamentales en cada encuentro, y los organizadores trabajan intensamente para que cada edición sea tan segura como memorable.

Reflexión final: el alma de una marca, el espíritu de una comunidad

Para Cristian Barrientos, el Chevrolet representa mucho más que un logotipo en el capó. Es una identidad, una emoción que se transmite en cada rugido del motor. “El Chivo es parte de nuestra historia. Es más que un auto: es lo que nos une, lo que nos representa. Cuando estás en estos encuentros, te das cuenta de que no se trata solo de autos, sino de la gente, de las charlas, de la ayuda mutua. Todos compartimos lo mismo: la pasión”, expresó con orgullo.

Su reflexión final resume el sentido de un evento que, más allá de lo mecánico, se transforma en una celebración humana y cultural. En cada restauración, en cada viaje y en cada historia compartida, late el espíritu de una comunidad que valora el esfuerzo, la amistad y la memoria.

El 2º Encuentro Nacional de Chevrolet en el Fin del Mundo dejó en claro que el fuego de la pasión fierrera sigue vivo, que la distancia nunca es obstáculo cuando el motor del corazón está encendido, y que en la Patagonia -donde el viento, la historia y la gente forjan su carácter- el sonido de un Chevrolet no solo rompe el silencio: lo llena de emoción y de identidad.

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