La inflación de enero fue de 2,3%, como resultado de la tensión entre el congelamiento de tarifas y la estabilidad en la cotización del dólar y, por otro lado, la presión aportada por el reintegro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los alimentos de la canasta básica. El índice de precios al consumidor publicado por el INDEC volvió a ser el más alto entre los países de América del Sur, después de Venezuela.
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