Recordaron a víctimas de avión siniestrado en 1951

El Centro de Antiguos Pobladores realizó un homenaje a las víctimas del avión de Aerolíneas Argentinas que se estrellara en 1951 en la vega del río Grande (en cercanías de la actual Alberdi y Ricardo Rojas) donde murieron unas once personas. Participaron familiares de pasajeros, el vicegobernador Juan Carlos Arcando, la concejal María Laura Colazo y el ex intendente Esteban ‘Chiquito’ Martínez.

Río Grande.- El Centro de Antiguos Pobladores –CAP- realizó un acto este martes en memoria de las víctimas del avión siniestrado en la vega del río Grande –en cercanías de las actuales arterias Moyano y Ricardo Rojas de esta ciudad- hace 68 años y conmoviera a la entonces aldea de Río Grande.

Adrián Goodall recordó que “venían dos primas en el avión, una de ellas, Jessie de 15 años, falleció.

Por el CAP estuvieron el ex concejal Julián Baeza, Agustín Cárcamo, Francisco Pacheco y Víctor Almonacid.

Asimismo estuvieron presentes familiares de los pasajeros de aquel siniestro, como Adrián Goodall, el ex Convencional Constituyente Carlos Pastoriza, su esposa Silvia y la profesora Carmen Valencia.

En tanto las autoridades presentes fueron el vicegobernador de la Provincia, Juan Carlos Arcando y la concejal de la ciudad, Dra. María Laura Colazo quien impulsó iniciativas para mantener viva la memoria de este suceso.

Cabe destacar la presencia también del documentalista Luís Soler quien ha realizado varios documentales sobre la Aeroposta Argentina, línea aérea que fue el germen de Aerolíneas Argentinas que estaba haciendo la transición de línea aérea de bandera en esos tiempos que sufriera el siniestro.

 

El accidente del avión Douglas DC3

 

Julián Baeza recordó que fue el primero de los accidentes en una línea aérea en esta localidad y costó muchas vidas de vecinos de Río Grande y de Ushuaia. Solo unos pocos se salvaron.

“Fue uno de los accidentes más grande que tuvimos en Tierra del Fuego y para esa época, en la Patagonia. Tuvo repercusión nacional e internacional y en nuestro caso, como antiguos pobladores, venimos manteniendo estos actos para recordar a las víctimas del accidente aéreo durante los últimos años”.

Nunca se supo si el accidente fue producto de la impericia o del clima; “sabemos que en nuestra zona hay esa neblina que no dejan ver”.

Los aviones aterrizaban en la zona del Frigorífico y talvez el piloto se desorientó y se estrelló con el avión en la zona de la Antena de Radio Nacional.

Este luctuoso suceso ocurrió el 26 de marzo de 1951 cuando el avión ‘Yagán’ de Aerolíneas Argentinas se estrelló en lo que entonces era la vega del río Grande, en cercanías de la actual Alberdi y Ricardo Rojas.

“Como consecuencia de este siniestro catastrófico, fallecieron los tres integrantes de la tripulación, el comandante Miguel Yorio a quien secundaba el copiloto Pablo Abella, el radiotelegrafista Jorge Pizarro. También fallecieron ocho pasajeros, Teniente Rodríguez Saa, Héctor Catorra, Jessie Lawrence, Héctor García; Sevignón; Lequebor, Roberto Sensirrich y Juan Díaz”,

Agregó que “los heridos fueron Teresa Casals (familiar de Carlos Pastoriza) Néstor Galarza, Pamela Lawrence, Juan Vargas, Secundino Valencia y el comisario de abordo Horacio Dalera. Quedaron ilesos, Catalina Ramírez de García y el bebé de 9 meses, Juan Valencia”.

 

La visión del historiador y periodista Mingo Gutiérrez

 

Según escribió hace unos años el historiador riograndense Oscar Domingo Gutiérrez, “la aeronave había inaugurado, tiempo atrás el servicio internacional entre Río Gallegos y Punta Arenas, y sus tripulantes –a razón de lo que dicen quienes mejor los conocían- eran excelentes profesionales, las condiciones meteorológicas eran inobjetables” (Oscar Domingo Gutiérrez. Revista TV Fuego).

Más allá de que el accidente fue sometido a estudios por parte de especialistas arribados a la ciudad, no se conocieron las causas del siniestro.

“Algunos vecinos parecieron presentir que algo extraño ocurría puesto que dicen que la nave procedió a dar más vueltas que las habituales sobre la población, mientras esperaba tal vez la orden de aterrizaje en la pista de (la base) aeronaval. Otros ni bien se percataron del sordo estampido con que la nave dio en tierra acudieron presurosos al lugar y advirtieron de entrada la magnitud de la tragedia” (op.cit.).

Para la misma época, se produjo otro accidente fatal, cuando un bote que pretendía cruzar el río Grande “se dio vuelta con un crecido número de muertos y desaparecidos (…) La capacidad hospitalaria se vio colmada, la población acudía espontáneamente por si se necesitaba sangre. Poco a poco se fue conociendo la identidad de los difuntos, toda la tripulación, y algunos fueguinos enlutaban el conocimiento de los riograndenses. Muy pronto se debió informar al norte que se carecían de féretros para tantos difuntos, más si el requerimiento era de urnas para su posterior traslado e inhumación en otros lugares del país” (op.cit.)

Entre las víctimas se encontraban personas con domicilio en Mar del Plata, Gran Buenos Aires y San Luis.

Algunos pobladores fueguinos se encontraban entre los que perecieron: Jessie Lawrence, de 15 años, que viajaba hacia la Capital Federal por sus estudios, y Juan Díaz, un chileno radicado en Ushuaia que se desempeñaba como chofer. Sobrevivió al siniestro la vecina de Ushuaia Saturnina Padín, quien sólo sufrió una fractura de tobillo.

 

Testimonios de familiares

 

La profesora Carmen Valencia confió que ella tenía cuatro años de edad cuando sucedió el accidente. “Conocí la historia a través de mi padre y de mi tía que justamente venía en el avión con mis dos primos cercanos –con Juan Carlos ‘el Ñato’ y con el Ricardo ‘Kundo’ Valencia- que se salvaron del siniestro. Hoy uno de mis primos, Juan Carlos y mi tía, ya fallecieron. Mi tía quedó con una sola secuela y fue un problema en la cadera”.

“Agradezco a Julián Baeza porque todos estos hechos de nuestra querida Tierra del Fuego, tiene que conocerlos la comunidad; asimismo, me encanta que esté Adrián (Goodall) quien conoce bien la historia y lo mismo Julián de que mantenga estos actos sobre un hecho que nos marcó en Tierra del Fuego por el fallecimiento de las personas que iban en la aeronave”.

En tanto Adrián Goodall recordó que “venían dos primas en el avión, una de ellas, Jessie de 15 años, falleció. El impacto de la tragedia fue enorme porque la Río Grande de esa época era de unos 1.500 habitantes y comparativamente si ese accidente ocurriera hoy, el impacto sería unos 600 muertos, como si hubiera caído un jumbo 747”.

 

Iniciativas para mantener viva la memoria

 

‘Chiquito’ Martínez, cuando fue concejal, impulsó una ordenanza para restituir el monolito que había en ese lugar del accidente “porque queremos hacer el reconocimiento a estos hechos que tienen que ver con la historia de Río Grande, donde fallecieron muchos vecinos y hay algunos que todavía sobreviven de este accidente”.

En tanto la concejal María Laura Colazo trabaja en distintas iniciativas para mantener vivo este recuerdo de un hecho histórico. “Por iniciativa de don Adrián Goodall, quien siempre nos acerca propuestas, ideas, visiones, y a veces también algunas quejas, nosotros tomamos estas iniciativas que tiene como antiguo poblador y como buen ciudadano nos trae estas inquietudes y es así que me interioricé en mi anterior gestión con la historia de esta tragedia que le costó la vida a ciudadanos fueguinos de Río Grande y de Ushuaia. Por ello y con la idea de testimoniar en la idea de preservar la memoria de este hecho para las futuras generaciones, en la gestión pasada trabajamos un proyecto junto a ‘Chiquito’ Martínez que era concejal y con el edil Alejandro Nogar para lo que está escrito en la normativa, se pueda replicar acá en este lugar histórico y se pueda nivelar el terreno, se pueda colocar una referencia histórica, y también que se cumpla con la réplica del avión a unos metros de acá”.

 

Un avión con historia

 

El historiador aeronáutico y realizador documentalista Luís Soler, recordó que se trataba de un avión Douglas DC 3, pero en su versión militar era un C-47A-5-DK ‘Dakota’; su número de serie era el 12.291 y fue fabricado en la ciudad de Oklahoma, capital del Estado homónimo, en 1942. Desde el 14 de febrero de 1944 sirvió bajo el número de serie 42-92485 en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos USAAF (United States Army Air Forces).

Participó en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial desde el 21 del mismo mes y año, pero bajo la órbita de la RAF (Royal Air Force) inglesa bajo la patente FZ688 del Transport Command. Luego pasó a formar parte del 233 Squadron, 46 Group, Blakehill Farm, Wilts (Dakota III) en la misma RAF y el 6 de junio de 1944, el ‘Día D’, participó en la invasión a Normandía.

La Aeroposta Argentina lo adquirió y desde el 21 de junio de 1947 comenzó a prestar servicios bajo la matrícula LV-ACY y con la denominación ‘Yagán’.

Cuando la Aeroposta Argentina se convierte en Aerolíneas Argentinas, mantiene el mismo nombre y la misma matrícula (comenzó a revistar bajo esa denominación desde el 22 de noviembre de 1950, aunque Aerolíneas Argentinas comenzó a existir como tal el 7 de diciembre de 1950).

Finalmente, luego de tantas batallas, el avión se accidentó en Río Grande, Tierra del Fuego, como se dijo más arriba, el 26 de marzo de 1951 alrededor de las 8:30 de la mañana. Había decolado de Ushuaia más temprano.

Justamente Soler entrevistó en la serie documental sobre la Aeroposta Argentina a Juan Carlos Valencia, quien a pesar de su corta edad, recordó cómo su mamá los protegió y ató al más chico de ellos para que no se lastimara.

 

El Comunicado oficial de Aerolíneas Argentinas emitido el 26 de marzo de 1951

 

Por intermedio de la Subsecretaria de Informaciones, Aerolíneas Argentinas dio a conocer el comunicado siguiente el mismo día del accidente:

“Por causas aun no establecidas, sufrió un accidente un avión DC-3 de Aerolíneas Argentinas, afectado al servicio regular de pasajeros entre la Capital Federal y Ushuaia. El aparato, matricula LV ACY había cumplido con toda normalidad el vuelo entre el aeropuerto de la ciudad de Buenos Aires y la capital del territorio nacional de Tierra del Fuego, al mando del comandante Miguel Yorio a quien secundaba el copiloto Pablo Abella, el radiotelegrafista Jorge Pizarro y el comisario (de abordo) Horacio Dalera.

El avión, en el vuelo de regreso a esta capital, decoló esta mañana del aeródromo de Ushuaia con rumbo a la ciudad de Río Grande, primera etapa del viaje. Al llegar a las inmediaciones de esta última ciudad, se precipitó a tierra, desconociéndose hasta el momento el número de muertos y heridos. El accidente se registró a las 8.30”.

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