“La preocupación de que el sismo se transformara en un tsunami era totalmente coherente”

Tras el fuerte sismo registrado en el Pasaje de Drake, el geólogo Jorge Rabassa analizó su magnitud, posibles repercusiones y riesgos asociados. Advirtió sobre la amenaza de tsunamis, destacó la preparación de Chile frente a este tipo de eventos y remarcó la necesidad de generar conciencia y protocolos en Tierra del Fuego.

Río Grande. – En diálogo con FM del Pueblo, el geólogo Jorge Rabassa se refirió al sismo ocurrido el pasado viernes en el Pasaje de Drake. En este sentido, detalló que “el comportamiento estructural de las montañas y las zonas deprimidas de los Andes australes varía según la ubicación. No toda la isla, ni siquiera sus fragmentos, tiene la misma capacidad estructural a lo largo de todo el territorio”.

Con respecto a la magnitud del sismo, expresó: “Si bien el sitio donde se produjo la rotura -y con ello la liberación de energía-, se encontraba prácticamente a mitad de camino entre Tierra del Fuego y la Península Antártica, se trata de una ubicación poco frecuente para un foco sísmico como el que ocurrió. Es algo a tener en cuenta, ya que esta actividad está delimitada por una serie de estructuras en el fondo oceánico, y lo mismo observamos en el continente: la actividad sísmica es muy variable desde el punto de vista espacial”.

“Lo más sorprendente es la tremenda intensidad del sismo, que además produjo 20 réplicas importantes. En ese sentido, ha sido un evento muy significativo, del que aprenderemos mucho a futuro”, explicó.

Al respecto, comentó: “Este sismo nos demostró que se produjo en una zona de comportamiento variable. La preocupación, especialmente en Punta Arenas, tiene que ver con que los sismos oceánicos tienen la capacidad de desplazarse a grandes distancias y a muy alta velocidad”. Y agregó: “La preocupación de que el sismo se transformara en un tsunami era totalmente coherente, considerando lo que conocemos sobre la actividad sísmica en las profundidades del Pasaje de Drake”.

Además, remarcó que “estos sismos son muy superficiales. En este caso, el epicentro estuvo ubicado a unos 10 kilómetros de profundidad, lo que, desde el punto de vista geofísico, lo convierte en un sismo superficial. Los más destructivos suelen ser aquellos que combinan una morfología superficial compleja con determinadas características del fondo oceánico”.

Rabassa opinó sobre la preparación de Punta Arenas y destacó que “en Chile existe una cultura sísmica muy desarrollada, donde toda la población tiene conciencia de lo que significan estos eventos y de lo que podrían llegar a implicar. De los cinco sismos más poderosos que la humanidad ha registrado, tres ocurrieron en la República de Chile. Claramente, la historia nos enseña que existe la posibilidad de eventos sísmicos importantes dentro de nuestra provincia. También es relevante observar que la distribución de los sismos en la zona continental está controlada por las estructuras geológicas, concretamente por la falla del Lago Fagnano -también llamada falla de Magallanes-, una fractura de gran importancia que nace en el Océano Pacífico, atraviesa la zona montañosa y finalmente se hunde en las Islas Sándwich del Sur”.

Ante la posibilidad de que se produzca un tsunami, Rabassa brindó algunas recomendaciones clave para tener en cuenta: “Se trata de una onda sísmica de enormes dimensiones y de altísima velocidad, como lenguas de agua de mar que penetran con fuerza y arrasan todo a su paso. En caso de producirse, debemos considerar que puede afectar la zona comprendida entre el nivel del mar y la costa a 30 metros sobre ese nivel, que es donde se concentra la mayor peligrosidad. Las actividades que se desarrollan en esos sectores deben contemplar que la seguridad se encuentra ladera arriba. Apenas se reciba una alerta o se sospeche la posibilidad de un tsunami, es necesario desplazarse por encima de los 30 metros de altura y si es más, mejor”.

Asimismo, explicó que, durante un sismo, una de las formas de protegerse es ubicarse debajo de una mesa fuerte que pueda resistir la caída del cielo raso. “Otro lugar adecuado es debajo de un marco de puerta que conecte dos habitaciones, ya que el arco estructural brinda mayor protección”, señaló.

Finalmente, se refirió a los protocolos que deberían existir y manifestó que “lo que suelo decir es que sabemos que es imposible evitar que un sismo o tsunami se produzca, pero sí podemos estar preparados para contener el impacto de ese sismo y los daños que se pudieran suscitar. En ese sentido, la educación es fundamental. Si estamos preparados o no, eso lo tendrán que decir las autoridades”.

Rabassa manifestó que presentaron proyectos ante los Concejos Deliberantes y añadió: “Presentamos una propuesta de ordenanza para establecer la implementación de una mochila de emergencia, que cualquier persona pueda tener con elementos esenciales, como agua o fósforos. Además, buscamos generar conciencia en la población sobre la importancia de identificar su entorno, reconocer un punto de encuentro y memorizarlo”.

“Lo único que puedo decir es que pasan los años y la verdad no hay una evidente toma de conciencia de lo que puede llegar a suceder”, cerró.

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