Hace 10 años los movimientos feministas, transfeministas y sociales, aunaron, condensaron y visibilizaron, un solo grito ¡NI UNA MENOS! Esa histórica movilización en cada rincón de Argentina y que se amplificó a toda América Latina y el mundo, generó un cambio irreversible en la percepción de la violencia por motivos de género. Tal como sucede en el país, las políticas negacionistas y anti-género del Gobierno Nacional, azotan fuertemente a las provincias, incluida Tierra del Fuego, donde, a pesar de la quita total de recursos a estas áreas, se sostienen, mientras las denuncias y la demanda va en aumento.
Río Grande. – (Por Lorena Uribe) Este martes 3 de junio se cumplen 10 años del Ni Una Menos, una consigna que la sociedad abrazo y que luego, se convirtió en mucho más: complicidad y acompañamiento entre pares, que logró romper los silencios y visibilizar todas las violencias machistas, sin distinción de origen, razas, clases sociales.
Diez años después, el Gobierno Nacional subejecuta y elimina programas que llevaron años de lucha del movimiento transfeminista, niega la violencia machista como producto de una estructura social de poder y, con eso, intenta arrojar a las víctimas al aislamiento. Sin embargo, la forma en que se perciben las violencias, cambió de modo radical.
El cambio, la otra forma de ver la violencia machista, no fue instantánea, hay una historia que fue el caldo de cultivo de esas movilizaciones populares que colmaron las plazas de todo el país hace una década. Y aunque los cambios son un proceso, hay cosas que no tienen vuelta atrás.
Una de las primeras medidas que adoptó Javier Milei fue eliminar el Ministerio de las Mujeres y Diversidades. Una estocada que hizo tambalear cada derecho construido y ganado, a pesar de ello, siempre salimos fortalecidas, y las redes que tejimos a lo largo de una década, se pusieron en acción.
Las redes sociales continuaron siendo la plataforma por excelencia para seguir visibilizando las violencias, para denunciar a cuanto violento aparezca, intentan acallarnos, sembrar miedo, y lo único que logran, es fortalecernos.
En Tierra del Fuego AeIAS, como en el resto del país, los recursos escasean, pero las denuncias incrementan. Nación quitó por completo los programas de acompañamiento a mujeres, disidencias y familias que atraviesan situaciones de violencia de género.
La violencia de género en números
El Gobierno Provincial, cuenta con la Secretaría de Género y Diversidad, a la vez que cada ciudad, cuenta con su propia Subsecretaría.
De allí se desprende que, a lo largo del año 2024, se recibieron un total de 1025 oficios judiciales, mientras que, hasta mayo de este año, se han recepcionado 521, lo que marca un incremento de la demanda.
En paralelo, se tramitan lo que se denomina notas policiales y suman en el 2024, un total de 229, en tanto que, hasta mayo del año en curso, llevan 214.
Por otro lado, en mesa de entrada del 2024 se recibieron 349 consultas, y sólo hasta mayo, se han recibido 321.
En cuanto a los acompañamientos, sólo en Río Grande, se llevan adelante 675.
Centro Integral de la Mujer en funcionamiento
Otro espacio creado y ganado en el año 2022, por los feminismos y transfeminismos, es el Centro Integral de la Mujer, el cual continúa funcionando con fondos exclusivamente del Municipio de la ciudad de Río Grande.
Según un relevamiento del equipo interdisciplinario del Centro, a lo largo de 2024, se brindaron 1159 turnos; y en estos primeros meses del 2025, llevan otorgados 616 turnos, con más de 409 intervenciones interdisciplinarias.
Un dato no menor es que al finalizar el mes de marzo, ya se habían agendado, 320 turnos, y en estos últimos dos meses se duplicó el primer trimestre. Estiman que dicho incremento, se registró luego de ocurrido el femicidio de Yohana Rojas. El aumento en la demanda es actualmente del 25%.
Cabe mencionar que, desde su inauguración, en el Centro Integral de la Mujer se han extendido más de 4937 atenciones por mesa de entrada; se otorgaron 3302 turnos, y se registraron más de 2936 intervenciones por parte del equipo interdisciplinario.
Más de un centenar de femicidios en Argentina en los primeros 5 meses del año
Los datos surgen del último informe del Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, de la organización La Casa del Encuentro, y fueron difundidos este 1° de junio. Desde hace más de una década, el Observatorio realiza un seguimiento sistemático de los casos en todo el país.
El relevamiento refleja no sólo la magnitud de la violencia de género en Argentina, sino también la persistencia de patrones estructurales. El 67% de los crímenes ocurrió en el hogar de la víctima o del agresor, y en el 59% de los casos, el femicida era la pareja o expareja.
El impacto familiar y social es devastador: más de 100 hijos e hijas perdieron a sus madres, y casi la mitad son menores de edad.
El informe no se limita a mostrar estadísticas. También lanza un duro cuestionamiento al gobierno nacional, al que acusa de haber eliminado 13 programas destinados a prevenir y atender la violencia de género.
“No son asesinatos ideológicos ni hechos policiales. Son la consecuencia de violencias que no fueron atendidas”, advierte el documento. Y agrega: “El Estado se retiró y el resultado es letal. Seguimos contando femicidios mientras se desmantelan las políticas públicas”.
Las provincias que concentran la mayor cantidad de casos son: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
El patrón se repite año tras año, sin que se logren revertir las tendencias con acciones efectivas.
El informe incluye un análisis más profundo sobre las condiciones que rodean a las víctimas y a los femicidas:
-18 mujeres habían denunciado previamente a su agresor.
-7 femicidas tenían medidas cautelares vigentes.
-10 agresores eran o habían sido integrantes de fuerzas de seguridad.
-5 víctimas presentaban signos de abuso sexual.
-2 estaban embarazadas y otras 2 en situación de trata o prostitución.
-10 femicidas se suicidaron tras cometer el crimen.
-9 crímenes ocurrieron en contextos relacionados con el narcotráfico.
El informe vuelve a poner en evidencia que los femicidios no son casos aislados, sino el punto final de una cadena de violencias sistemáticas. En medio de una crisis de políticas públicas en materia de género, las organizaciones insisten: la respuesta estatal no puede seguir llegando tarde, ni mucho menos desaparecer.