El titular de la fundación Ushuaia XXI, Julio Lovece, sembró el interrogante de lo que hay detrás de la modificación de la ley que prohíbe la explotación de salmones a gran escala. Barajó que se debe a “la desesperación” por generar nuevas fuentes de trabajo ante el riesgo que corre el subrégimen, y advirtió que “la desesperación no es buena consejera”. Hoy se retoma el debate en la Legislatura y no están claras las razones de la reforma. Recordó que la salmonicultura no está prohibida y planteó que, si no se mantiene la armonía con otras actividades, no es desarrollo. La ley vigente “es un orgullo para la provincia en el país y en el mundo, porque pone límites a un modelo de producción de salmones que ha generado mucho daño”, dijo.
Río Grande.- Las comisiones de Recursos Naturales Nº 3 y de Legislación General Nº 1 mantendrán hoy una reunión para dar tratamiento al proyecto de ley que busca modificar la Ley provincial Nº 1355 y también forma parte del debate una iniciativa sobre producción acuícola provincial. Ambos textos son del bloque de la Libertad Avanza, si bien el propio gobernador habló de la necesidad de un cambio en la norma.
El titular de la Fundación Siglo XXI, Julio Lovece, fue consultado sobre este tema en el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia y planteó que no están claras las intenciones. “No me queda claro cuáles son las intenciones, si se quiere hacer una ley nueva o modificar la actual. Se habla del sistema RAS de recirculación y, la verdad, modificar la ley para eso no tendría sentido porque la ley lo contempla. Es muy importante que se entienda que la ley no prohíbe la salmonicultura ni la producción de salmones, lo que no está permitido es que se haga en mar abierto o en zonas lacustres. No le veo demasiado sentido a toda esta movida y no hay que escuchar lo que se dice, sino lo que no se dice: cuáles son las intenciones detrás de la discusión de esta ley que fue aprobada por mayoría y que es un orgullo para la provincia en el país y en el mundo, porque pone límites a un modelo de producción de salmones que ha generado mucho daño”, subrayó.
“Yo sigo insistiendo en que deberíamos analizar bien si es que las leyes van a estar sujetas a los intereses individuales de algunos que quieran experimentar con un modelo que es sumamente dañino. Todos afirman que no están pensando en las aguas del Canal Beagle sino que están pensando en mar abierto, hacia la zona de Península Mitre, que está protegida como reserva provincial. Tenemos que sospechar que están pensando del cabo San Pío hacia el norte e imagino que esta gente está pensando en el Atlántico, hacia la zona de San Pablo, en toda la costa este y norte de la provincia”, barajó.
No obstante esas zonas no serían aptas para el desarrollo del que se habla. “Hay que ver la probabilidad de éxito que puede tener, porque todos sabemos que la producción de salmones está sujeta a dos condiciones: una, tienen que ser mares limpios, y la otra es el refugio. Esta insistencia en que se puede pensar en un modelo chileno, la verdad es algo ridículo, porque no podemos comparar la geografía que tiene Chile hacia el oeste con todo el archipiélago y los miles de kilómetros de costa, con muchísimo refugio que se puede prestar para este tipo de producción”, indicó.
“Esto implica un costo altísimo en cuanto a la destrucción del ambiente y de otras actividades. Están insinuando que lo van a hacer fuera del Canal Beagle, sobre mar abierto, y creo que a la primera de cambio van a buscar las Georgias o las Sandwich. No veo nada lógico en esta discusión”, reiteró.
Volvió sobre el trasfondo de este debate que se reabre y advirtió que “hay un montón de cosas que no se dicen. Uno tiene que suponer que, ante la desesperación por la situación de la provincia, con escasos recursos y una obra pública casi parada, están buscando distintas alternativas”.
“En lugar de planificar vamos atrás parchando situaciones. Desde el auge del ’78 todo parecía depender de las fábricas de electrodomésticos y las metalúrgicas, y se descuidaron otro tipo de emprendimientos que se deberían haber puesto en la mesa de discusión. Hoy nos encontramos frente a una nueva discusión sobre el riesgo que corre la 19640 y, ante esa desesperación, cualquiera que aparezca con cualquier tipo de proyecto parece que es bienvenido. La desesperación no es una buena consejera”, remarcó.
Calidad y no cantidad
Lovece puso en debate la calidad por sobre la cantidad, y consideró viable una producción a menor escala, pero que requiere de mayores inversiones. “Tenemos la oportunidad de analizar de qué vamos a abastecer al mundo. Los productos de buena calidad requieren de una infraestructura y una inversión siempre mucho mayor que cualquier otro tipo de producción. Creo que los interesados en producir salmones lo quieren hacer de la forma más barata, aunque genere daño. A ellos poco les interesa eso”, sostuvo.
“Particularmente pienso que toda actividad que beneficia a un sector y perjudica a otro, no es desarrollo. Se pone un discurso de desarrollo, pero es un falso desarrollo. Yo no digo que tengamos que vivir todos del turismo, creo que hay diferentes actividades, las fábricas son necesarias, la 19640 es necesaria, y deberíamos apostar a una producción de salmones con mayor calidad, mayor inversión, tratando de cubrir la demanda de productos de calidad que requiere el mundo. Pero me parece que no es lo que quieren hacer”, lamentó.
También puso en duda la capacidad del Estado para controlar. “Cada vez que el gobierno dice que va a controlar, todos nos miramos con sorna. La experiencia nos indica que el Estado no controla por asociación política o porque no está capacitado. Esa no es la alternativa”, sentenció.
“El tema de la basura en la ciudad, de la falta de cloacas, de los salmones, las torres de energía que discutíamos tiempo atrás, tiene que ver con lo que le ofrecemos al mundo. Nadie discute que estamos ofreciendo turismo y me parece que es hora de que tengamos una mirada diferente en cuanto al desarrollo y la producción. Eso exige que seamos más serios y que los gobiernos no planifiquen en función de la gestión propia de cada gobernador, sino de lo que queremos como provincia dentro de 20 ó 30 años”, manifestó.
“Ushuaia recibe mucho turismo y esto obliga a tener una mirada turística respecto del desarrollo de una actividad que todavía no ha llegado al techo. El turismo es una de las tantas alternativas que tenemos. Vivimos en una región que tiene gas, petróleo, madera, ganadería, pesca y un montón de riquezas que envidian muchas provincias del país. Sin embargo todavía no sabemos de qué queremos vivir”, observó.
“Hasta hace pocos años discutíamos si Ushuaia tiene que ser una ciudad turística y siempre se ha visto al turismo en antagonismo con otras actividades. Me parece que se puede hacer de todo, en el lugar que corresponde y no hacer en la cocina lo que es propio de hacer en el baño”, recomendó.
“No es fácil cuando hay intereses encontrados, porque cada uno tiene sus propios planes. Hay quienes no les interesa en lo más mínimo el turismo y le interesa la pesca, a otros no les interesa la pesca y les interesa la madera, y a otros les interesa trabajar en el Estado solamente. Es muy difícil congeniar intereses tan diversos y antagónicos. Lo que nos está haciendo falta es un buen plan, que se cumpla independientemente de quién gobierna. Nosotros adolecemos de esto, viene un gobierno y hace todo lo contrario del anterior. De esa manera es muy difícil que un plan se logre concretar. Se han presentado planes estratégicos que después quedan archivados y nadie los cumple y eso es lo que nos está faltando”, puntualizó.
Fue crítico de la falta de propuestas y compromiso de los que se presentan como candidatos. “Me parece que hay una gran banalización de la política y una carencia muy grande de lo que cada partido político desea plantear. Se diluye todo en una cuestión coyuntural, inmediata, agresiva, y el que no dice lo que el gobernante quiere escuchar se transforma en un enemigo. Hace falta más tolerancia, más respeto, asumir el debate como un intercambio de ideas. No es fácil cuando se gobierna con intolerancia y agresividad. Deberíamos aprender a respetarnos más y a no esquivar el debate como una herramienta de la que se puede aprender y generar un proyecto superador. Hay quienes se postulan para cargos y no nos enteramos nunca de qué quieren hacer, o lo que es peor, se postulan con un discurso y cuando asumen es totalmente distinto”, dijo.
“Yo he estado en la función pública y tengo claro que a veces nos devora la coyuntura, y que no hay mucho tiempo para cumplir con el plan que se había propuesto. Más allá de las diferencias ideológicas, todos deberíamos estar de acuerdo en querer lo mejor para nuestra provincia y querer que la gente esté cada vez mejor”, concluyó.