El secretario general de SETIA, Rodrigo Cárcamo, planteó un escenario sumamente complejo tanto para las textiles como para todas las industrias de la provincia y del país. En el caso de su sector se da un cóctel letal, por el bajo consumo por la caída del poder adquisitivo, y por el ingreso de productos importados. Actualmente hay “una tensa calma”, sin despidos ni suspensiones, pero no se sabe hasta cuándo van a poder aguantar las empresas, que están sobre stockeadas por falta de ventas. Estar o no dentro del subrégimen industrial ya no es relevante, si el gobierno dispone la apertura de importaciones y la baja de aranceles. De los mil trabajadores que había, quedan sólo 460 y se está trabajando al 25% de la capacidad productiva.
Río Grande.- El secretario general de SETIA, Rodrigo Cárcamo, fue consultado en el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia sobre la situación del sector, que se encontraría en un amesetamiento pero con perspectivas para nada alentadoras.
“Estamos en una tensa calma. Hace un par de meses que no se registran despidos ni suspensiones, lo que es bastante importante para el trabajador, que tiene un poco de tranquilidad en ese sentido. Obviamente las medidas nacionales nos están afectando, más allá de la adhesión a la prórroga y todo lo que sucedió con las empresas que no pudieron incluirse. Hoy lo que está haciendo mella fuertemente es el contexto económico a nivel nacional y el ingreso de importaciones”, dijo.
“Las producciones están comenzando a disminuir, no en gran medida pero ya se siente el ingreso de las importaciones. En la provincia las empresas hicieron bien la tarea y el año pasado fue una purga de muchos trabajadores, que llevaron a tener hoy una estructura interna que se puede sostener, al menos al día de hoy”, señaló.
Informó que ayer tuvieron una reunión por Zoom con dirigentes de todo el país “y en algunas provincias es muy fuerte el impacto. Hay empresas que están cerrando, otras que están adelantando vacaciones, y todo se fundamenta en lo mismo: la mayoría de las empresas están sobre stockeadas y no están pudiendo vender por la baja del consumo y el ingreso de mercadería importada”.
De los mil puestos de trabajo que generaba la industria textil hoy quedan “alrededor de 460 empleados, dentro de ese número hay gente con contratos abiertos y van variando, pero la base está en los 450 y los 470. Venimos sosteniendo este número desde hace un par de meses, y la situación es mes a mes. La previsión de cualquiera de las industrias es mes a mes, viendo el contexto nacional”, dijo.
Respecto de qué pasó con los despedidos, indicó que “la única empresa que planteó inconvenientes fue Textil Río Grande. La mayoría de los compañeros arreglaron malos acuerdos, en una situación de presión y de ahogo financiero. Hay compañeros que iniciaron acciones judiciales para el cobro de su indemnización”.
“Hoy estamos trabajando al 25 ó 30% de la capacidad productiva y es un porcentaje que se replica a nivel nacional, porque la situación es igual en todas las provincias y en todas las fábricas que están trabajando. Algunas empresas están sobre stockeadas, sobre todo las que hacen indumentaria. Las que hacen tejeduría se manejan más con pedidos y no tienen tanto stock existente. Esto es mes a mes y van programando sus producciones, dependiendo de las ventas”, explicó.
También dio cuenta de una tecnología de punta que está siendo desaprovechada. “La tecnología que tienen nuestras textiles y la estructura edilicia está en un nivel muy alto. Todos los procesos y la tecnología está equiparada con Brasil, porque son máquinas específicas que se traen de Europa y algunos casos de Asia. Es tecnología de punta”, aseguró.
En ese contexto, se le preguntó sobre las posibilidades de reconversión, por ejemplo con los fondos del FAMP al que también aportan las textiles. “Los empresarios son los que deberían dar una respuesta más concreta pero, viendo el contexto, nadie se arriesga a ir por otro lado. La realidad marca que la situación económica está en crisis y que estamos en recesión. No hay una luz al final del túnel o una señal de que por este lado vamos a poder salir. A nivel nacional ni el agro está pudiendo sostener esta situación económica”, advirtió.
“La mayoría de los empresarios están diversificando, pero hacia otros rubros. Más allá de que se sostenga el subrégimen, hay medidas del gobierno nacional que pueden poner en jaque a la electrónica también. Hoy por hoy la situación es compleja para todos y nadie va a quedar exento si no hay un repunte económico. No sé qué tipo de industria va a sostenerse en el tiempo en la provincia y eso es lo que más preocupa”, subrayó.
Lo cierto es que la perspectiva es muy compleja. “No hay una certeza de cuánto van a poder aguantar los empresarios. Los mismos empresarios hablan de una situación crítica a nivel nacional y de un industricidio nunca visto. En cualquier momento vamos a tener una crisis muy grande”, alertó.
“Ya ha pasado en los ’90 que muchas empresas cambiaron su razón de trabajo y pasaron a ser importadores, pero lo que se está viendo ahora es que, por más que el precio sea barato, la gente tampoco consume desmesuradamente, hablando de nuestro sector. Hoy la gente va a los artículos de primera necesidad, que son la comida. Incluso vemos que está en caída el consumo de los alimentos”, observó.
También se le preguntó si hay reuniones con autoridades del gobierno o del municipio. “Tenemos contacto permanente con la ministra de Trabajo Sonia Castiglione, por el ejercicio diario entre las empresas y el sindicato. En su momento ella era la Ministra de Producción, cuando tuvimos el problema de la exclusión del sector”, recordó.
Cárcamo remarcó que en el contexto actual “no es necesario estar dentro o fuera de un decreto si la política económica o la intención de quien guía el país es otra. Si quiere ahogar a la provincia, abre las importaciones, baja los aranceles y, por más régimen de promoción que tengamos va a ser imposible seguir produciendo en Tierra del Fuego”.
“No podemos competir de igual a igual con el producto importado por la carga impositiva que tiene el producto nacional. Hay comerciantes y empresarios que llevan todo al precio pero la carga impositiva hace imposible competir. En las últimas reuniones a nivel nacional con las cámaras textiles, se le pidió al gobierno que iguale las condiciones para poder competir de igual a igual. Nuestro secretario general estuvo en Suiza en la reunión de la OIT y gente de Bangladesh y de diferentes lugares de Asia fueron a denunciar el trabajo infantil que todavía hay. Hay niños de 9 a 12 años que emplean grandes marcas de telas y de ropa, con una alta precarización laboral. Obviamente nunca vamos a poder competir con un sueldo de un dólar por día, con esas condiciones de trabajo”, concluyó.