«Ushuaia merece una dirigencia a la altura, no una clase política que avala la decadencia y se esconde en discursos tibios»

«Decir la verdad no es violencia. La verdadera violencia es la mentira institucionalizada», disparó la concejal de La Libertad Avanza, Belén Monte de Oca, con críticas directas tanto a la gestión municipal de Ushuaia como al panorama político provincial. Firme en sus convicciones y sin esquivar la polémica, Monte de Oca respondió a las acusaciones que se desprendieron de un debate reciente en el Concejo Deliberante, donde fue señalada por usar el término «usurpaciones», en el marco de un proyecto urbanístico. En este sentido, apuntó directamente al Municipio de Ushuaia y al gobierno provincial, acusándolos de ser «cómplices de un sistema corrupto de distribución de tierras, que sólo ha generado desigualdad, clientelismo y marginación». Además, cuestionó el doble discurso de muchos dirigentes provinciales, señalando que «muchos se llenan la boca hablando de derechos, de democracia, de diversidad, pero cuando hay que poner el cuerpo para defender a una mujer amenazada, que encima es concejal, miran para otro lado, eso también habla de la hipocresía que reina en Tierra del Fuego».

Ushuaia.- La concejal por la Libertad Avanza Belen Monte de Oca fue clara al señalar que «la palabra que usé fue usurpaciones, en plural y en contexto institucional. No señalé a nadie ni insulté a ningún vecino. Hablé de una realidad estructural de nuestra ciudad, que durante años fue ignorada por quienes hoy gobiernan Ushuaia y la provincia», expuso en dialogo con FM Del Pueblo.

Lejos de retractarse, reafirmó su postura señalando que «hay una romantización peligrosa de la informalidad. No podemos seguir avalando que la falta de gestión se tape con discursos buenistas que justifican las tomas ilegales de tierras, mientras cientos de familias trabajadoras hacen malabares para pagar un alquiler o acceder a un lote de forma legal».

Con esas declaraciones, la concejal apuntó directamente al Municipio de Ushuaia y al gobierno provincial, acusándolos de ser «cómplices de un sistema corrupto de distribución de tierras, que sólo ha generado desigualdad, clientelismo y marginación».

 

Amenazas y silencio político

 

Consultada sobre las amenazas recibidas luego de su intervención en el Concejo, Monte de Oca fue contundente al asegurar que «tuve miedo, y lo digo sin vergüenza, pero más miedo me da pensar que estamos naturalizando la violencia como respuesta política y lo peor es que algunos sectores de la prensa y del poder político local lo justifican con un ‘pero’, no hay ‘pero’ que justifique que me digan que me van a romper los dientes.»

En este sentido, cuestionó duramente el accionar del oficialismo local al marcar que «ningún funcionario del Ejecutivo salió a repudiar públicamente la amenaza. Silencio absoluto. ¿Eso no es violencia institucional? ¿Dónde está el intendente cuando una concejal es amenazada dentro del edificio legislativo?”, se preguntó la edil.

Además, agregó que «mientras la Municipalidad reparte subsidios discrecionales y pinta bicisendas, los barrios siguen creciendo en la informalidad, sin servicios básicos, sin planificación, sin control, pero claro, cuando alguien se atreve a nombrar la palabra ‘usurpación’, se ofenden, lo que molesta no es la palabra, lo que molesta es que los desenmascaremos».

 

Una ciudad tomada por la improvisación

 

Monte de Oca no se quedó en la polémica personal. Apuntó a un problema estructural que, según ella, nadie quiere discutir al manifestar que «Ushuaia está administrada por una gestión incapaz de planificar. Todo se improvisa. No hay políticas habitacionales serias, no hay planificación urbana real. Se gobierna con parches y discursos. Se tiran recursos a la calle para sacarse una foto mientras miles de vecinos viven sin cloacas, sin gas, sin acceso real a la tierra.»

Y fue más allá: «No me interesa caerle bien a nadie. Me interesa que dejemos de disfrazar de progresismo lo que en el fondo es abandono. No puede ser que un Municipio con el presupuesto que tiene Ushuaia sea incapaz de ofrecer una política de hábitat que no dependa del amiguismo político o del conflicto social.»

 

El «freezer» de la política fueguina

 

Ante las críticas de algunos periodistas y el supuesto «boicot» mediático del espacio de La Libertad Avanza, la concejal fue categórica al afirmar que «nosotros no le tenemos miedo al debate. Yo doy la cara, atiendo a todos los medios, y respondo incluso a quienes piensan distinto. Lo que no voy a aceptar es que se justifique la violencia con frases como ‘bueno, pero ustedes también…’ Porque eso es relativizar el daño, y eso también es violencia.»

Y en una clara alusión al resto de los dirigentes del espacio que habrían sido «congelados» por la prensa local, Monte de Oca manifestó que «es evidente que algunos sectores están más cómodos con una oposición tibia, dócil, funcional, pero yo no vine a ocupar una banca para ser parte del decorado institucional, por el contrario, vine a decir lo que muchos no se animan, porque no les conviene y si por eso me quieren silenciar, se equivocaron de persona».

 

“Todos debemos medir nuestras palabras, también los periodistas”

 

Sobre el cruce con el periodista Gonzalo Zamora, y su reflexión sobre los límites del discurso político y periodístico, la concejal expresó que «cuando uno escribe una opinión que puede interpretarse como una justificación de una amenaza, también está generando violencia simbólica. Acá todos tenemos responsabilidad: los políticos, los periodistas, los militantes. Nadie está por encima del deber de cuidar lo que decimos».

Aclaró que no planea realizar ninguna denuncia penal, pero sí exigió mayor responsabilidad al señalar que «yo jamás dije que iba a denunciar a nadie, dije que el límite está cuando las palabras se convierten en armas, no podemos hacernos los distraídos cuando la opinión pública puede usarse como escudo para validar agresiones».

 

El silencio cómplice de la dirigencia

 

Finalmente, Monte de Oca cuestionó el doble discurso de muchos dirigentes provinciales, señalando que «muchos se llenan la boca hablando de derechos, de democracia, de diversidad, pero cuando hay que poner el cuerpo para defender a una mujer amenazada, que encima es concejal, miran para otro lado, eso también habla de la hipocresía que reina en Tierra del Fuego».

Por último, sostuvo que «tenemos una provincia rica, con recursos, con historia, con gente maravillosa, pero está secuestrada por una clase política mediocre, que gobierna para sus propios intereses, que se recicla en cada elección y que se aterra cuando alguien les muestra el espejo de su fracaso».

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