Falta ponerlo en agenda, para que luego de muchos años de discursos sobre el desarrollo de
la logística antártica se pueda concretar desde Tierra del Fuego. Daniel Leguizamón habló sobre las posibilidades concretas de desarrollo y puso como ejemplo cercano al vecino país de Chile. Resta la organización local de recursos que hoy están dispersos y de eso se está ocupando la fundación FINNOVA, con el armado de un clúster de prestadores de servicios. También se requiere del apoyo del gobierno nacional y del interés del gobierno provincial por desarrollar este recurso, como se hizo con el turismo.
Río Grande. – Daniel Leguizamón, integrante de FINNOVA, dialogó con el programa ‘Buscando el Equilibrio’ por Radio Provincia sobre la importancia del desarrollo de servicios a la Antártida, teniendo en cuenta que hay 58 países dentro del Tratado, y puso como ejemplo cercano las acciones que viene llevando a cabo el vecino país de Chile, con una política sostenida más allá de los gobiernos de turno.
“Cuando comenzó la provincia, desde todos los partidos políticos había una visión a largo plazo y mucha energía para hacerlo. Después la agenda cambió, el largo plazo desapareció y en las últimas décadas se ha atendido más la coyuntura”, dijo.
“En este marco en el tema antártico lo que se está proponiendo desde siempre es aprovechar las ventajas comparativas que tiene Tierra del Fuego para generar riqueza, dinamización económica, trabajo y tributación. En el sur lo que hicimos fue poner en valor la nieve, que es una fortaleza importante, y queremos hacer lo mismo con el tema Antártida, porque somos la puerta más cercana”, subrayó.
“El lema es hacer de Tierra del Fuego la condición óptima entre la Antártida y el mundo, porque tenemos grandes ventajas, como un puerto protegido de aguas profundas en Ushuaia, un aeropuerto, recurso humano científico, académico y técnico impresionante, tenemos un sector privado muy dinámico, tenemos ciudades soporte, como para que la comunidad mundial pueda usar estos beneficios para acceder a la Antártida”, detalló de los aspectos positivos.
“El problema fue que a partir del 2000 eso quedó en vía muerta. En la parte turística estamos muy bien, en la parte marítima también, en la parte aérea tenemos el cero por ciento, porque el Comando Antártico nunca permitió que desde Ushuaia se pudiera volar a la Antártida. Ahora aparentemente está habiendo un cambio y pareciera ser que tanto Mirgor como Heli-Ushuaia podrían acceder a la autorización para empezar a volar”, observó.
“En el caso de Chile, el presidente Ricardo Lago en 2003 trasladó el instituto chileno a Punta Arenas, para usar su posición privilegiada con respecto a la Antártida e hizo de Chile la puerta de entrada, además de generar trabajo. En Argentina hay una ley de la época de Onganía y la doctrina es centralista, unitaria y castrense, todo pasa en Buenos Aires. Todos los gobiernos, desde Estabillo, han intentado que la Dirección del Antártico, el Instituto Antártico y la parte logística se base en Ushuaia, pero no se ha logrado”, lamentó.
“Lo que estamos hablando ahora con la gente de FINNOVA es que hay 58 países que están dentro de Tratado Antártico y podrían usar a Tierra del Fuego como trampolín a la Antártida. Eso generaría mucho empleo y dinamización económica. Chile, que no es la puerta más cercana, tiene 500 millones de dólares por año y nosotros podríamos hacer algo equiparable, pero si no está en la agenda pública esto, nos parece complicado”, advirtió.
Destacó que “FINNOVA le está poniendo mucho énfasis al tema antártico, para transformarlo en una herramienta de dinamización económica y el trabajo que está haciendo es fantástico. La distancia es de 1000 kilómetros desde Ushuaia y de 1.350 kilómetros de Punta Arenas. Nosotros tenemos dos días menos de navegación. Hoy hay 24 países que trabajan en Chile y yo los felicito, porque han hecho un trabajo muy sólido, con un gran apoyo del gobierno nacional. Acá estamos necesitando las dos patas, que el gobierno nacional nos dé un apoyo y que el gobierno provincial tome esto como una herramienta fundamental de desarrollo”, puntualizó.
“Me consta que varios diputados y senadores han planteado el traslado de la sede pero el gobierno nacional plantea una gran resistencia. Todo está en Buenos Aires. Nosotros vemos cómo las fuerzas armadas chilenas apoyan al sector privado y del lado nuestro no. Ojalá que los senadores y diputados que vengan puedan cambiar esto y que los gobiernos nacionales se pongan la celeste y blanca, porque si no nos ayudan, por acción u omisión están ayudando a Chile”, sostuvo.
“Hay que dar un salto cualitativo, ponerse a pensar en las oportunidades que nos da este lugar y aprovecharlas. Primero hay que poner esto en agenda y dar los pasos necesarios porque estamos insertándonos en un escenario nacional donde hay mucha competencia y hay estándares que hay que respetar”, explicó.
En materia educativa “no hemos logrado que la Antártida entre en el trayecto educativo, los chicos no saben qué es el Tratado Antártico y muchos políticos tampoco lo conocen. Vivir de espaldas al mar no ha dado resultados y este escenario es para poner en valor las ventajas comparativas que tenemos y transformarlas en ventajas competitivas. Es un momento de tratar de revertir esta situación tan desfavorable, porque es un contrasentido que la puerta de entrada a la Antártida sea la menos desarrollada”, planteó.
“Acá tenemos todo, pero está disperso y disociado. APAL, que es el clúster que tiene Chile, tiene 21 snowcars y acá en octubre los guardamos hasta el año que viene. Están meses improductivos, y los que vienen a hacer alguna línea de investigación los contratan en otros lugares. Tenemos guías de montaña, gente especializada en el frío y en la nieve, y un montón de cosas que podríamos producir para toda la alimentación, con los estándares que se necesitan. Esto es lo que se va a nuclear en el clúster que está armando la fundación FINNOVA, que hay que ponerlos dentro de los estándares de calidad con el que te contrata. Si no, se va a la competencia”, señaló.
“Hay muchos slogans, como que tenemos 121 años de presencia ininterrumpida en la Antártida. Si quiere hacer una investigación un jeque árabe, la gente del CADIC podría asesorarlo o proveer alimentos producidos en el norte de la isla para cuando hagan la investigación. Hay 58 países en el Tratado Antártico y 24 que están haciendo ciencia en este momento. Nosotros tenemos todo acá para brindar, tenemos la gente, tenemos el puerto, un aeropuerto y lo que está faltando es asociar en un clúster a todos los proveedores de servicios, que es lo que está haciendo FINNOVA, y después hay que hacer el tema de marketing, como hicimos con turismo. Tiene que haber calidad, cantidad y continuidad, no podemos ser imprevisibles y no podemos no responder a la demanda. Si hacemos las cosas bien, nos va a ir muy bien”, concluyó.

