La titular de la Asociación Reencontrándonos, Stella Lavenia, advirtió que el conflicto con la obra social estatal OSEF sigue sin resolución y que la falta de respuesta política amenaza la continuidad de los tratamientos de pacientes con adicciones y trastornos mentales. “No sabemos quién conduce la obra social, ni quién puede tomar decisiones”, afirmó.
Ushuaia.- La voz de Stella Lavenia, referente de la Asociación Reencontrándonos, sonó otra vez cargada de cansancio y preocupación. Desde hace meses la institución —que sostiene tratamientos de internación y asistencia terapéutica a personas con consumos problemáticos y otras problemáticas de salud mental— vive una crisis estructural derivada del incumplimiento del convenio con la Obra Social del Estado Fueguino (OSEF).
En diálogo con Radio Provincia, dijo que “no hay avances, no he tenido comunicación con las personas que definen esto. No se sabe quién conduce OSEF”, remarcó Lavenia, describiendo una situación institucional que calificó como “irregular y preocupante”. Según relató, uno de los directivos estaría con licencia y otro habría renunciado, dejando a la obra social en un estado de indefinición que repercute directamente en la atención de los afiliados.
Un convenio roto y un costo imposible
El reclamo de Reencontrándonos no es nuevo, pero hoy adquiere una dimensión crítica. “Poner un plato de comida y un servicio terapéutico a 43 mil pesos por día es imposible”, explicó Lavenia, en referencia al valor que la institución debe afrontar por cada internación diaria frente a los montos desactualizados que paga OSEF.
El desfase económico se agrava con cada aumento de sueldos, alimentos y alquileres. “Todos los meses suben los costos y nosotros no tenemos actualización. Así no se puede sostener un servicio de internación 24 horas con profesionales especializados”, advirtió.
La dirigente fue contundente: sin una recomposición tarifaria ni un nuevo convenio, la continuidad de los servicios será inviable. “El convenio con OSEF era importante. Salir de él implica una reestructuración institucional profunda. Y eso también hay que decirlo hacia la sociedad”, enfatizó.
Silencio oficial y parálisis política
Lavenia lamentó la falta de interlocución política. “Solo tuve contacto con el director Tomasevich, que envió algunos mensajes, pero no presentó ninguna propuesta ni costos posibles. Después, nada”, resumió.
El panorama se agrava por la ausencia total de respuestas de la Legislatura provincial, pese a los reiterados pedidos de la asociación. “Les mandé personalmente la carta documento a todos los legisladores, y no hubo ninguna reacción. Absolutamente ninguna”, denunció.
Para Lavenia, el problema no se limita a la crisis económica de la obra social, sino a una falta de conducción y decisión política: “No sabemos quién tiene que tomar contacto. Nadie se hace cargo. Y mientras tanto, hay pacientes con riesgo de vida”.
La justicia, la única que respondió
En medio del abandono institucional, la única respuesta concreta llegó desde el ámbito judicial. “La justicia se ha portado a la altura. Las defensorías, tanto federal como provincial, se movieron un montón”, reconoció Lavenia.
Defensorías, jueces y organismos de control activaron medidas para garantizar la continuidad de los tratamientos de los pacientes internados, exigiendo informes y supervisión permanente. “Estamos en comunicación constante con ellos, enviando informes y datos sobre cada paciente. Hay un seguimiento real”, explicó.
Este accionar contrasta con la pasividad del resto de los poderes del Estado. “La justicia está ocupada, no solo preocupada. Pero el problema es qué pasa con los afiliados nuevos, los que necesitan ingresar y ya no tienen convenio vigente”, planteó, en referencia a los casos que podrían quedar fuera del sistema.
Solidaridad social ante el abandono estatal
La entrevistada destacó también las expresiones de solidaridad surgidas en las últimas semanas. “Abogados se ofrecieron gratuitamente para ayudar, y hubo una gran reacción de padres y vecinos, tanto en Río Grande como en Ushuaia. Fue un gesto impresionante de acompañamiento”, señaló.
Esa respuesta social, dijo, “pone en valor la conciencia comunitaria que aún existe, incluso cuando el Estado falla”. No obstante, la presidenta de Reencontrándonos insistió en que la empatía no sustituye la obligación del Estado de garantizar derechos: “Esto no puede depender de la buena voluntad de unos pocos. Hay vidas en riesgo, hay tratamientos que no pueden interrumpirse”.
El riesgo de un quiebre institucional
La gravedad del conflicto trasciende lo económico. Si Reencontrándonos no logra reestablecer su vínculo contractual con OSEF, la institución deberá reestructurarse. Esto implicaría reducir personal, limitar cupos de internación e incluso cerrar algunas prestaciones terapéuticas.
“Estamos hablando de personas que necesitan contención profesional las 24 horas, con equipos especializados. No se trata de un alojamiento: es un sistema terapéutico integral”, explicó Lavenia, subrayando la diferencia entre una pensión común y una internación terapéutica.
El costo de una internación “no se puede comparar con un alquiler o una habitación; estamos hablando de un servicio de salud mental intensivo”, remarcó.
La cuenta regresiva: el 22 como fecha límite
La titular de Reencontrándonos advirtió además que el 22 de noviembre es una fecha clave: “Ese día se vence la cobertura actual. Si no hay resolución, los pacientes quedarán sin tratamiento”, alertó.
Confía, no obstante, en que el Poder Judicial mantenga su intervención para evitar un corte abrupto: “Yo entiendo que la justicia va a hacer su parte, como lo viene haciendo. Pero es angustiante pensar que todo dependa de eso”.
Un llamado urgente a la responsabilidad política
El mensaje final de Stella Lavenia es claro: no se trata solo de un conflicto económico, sino de un problema de gestión y sensibilidad estatal.
“Lo más grave es la indiferencia. Todos conocen la situación: el gobernador, los legisladores, los funcionarios. Les mandé la información personalmente. Nadie puede decir que no sabe”, sostuvo.
Su tono, lejos del enojo, transmite más bien desolación. “Entiendo que estén ocupados, pero estamos hablando de la salud y la vida de personas. Esto debería ser prioridad”, afirmó.
Reflexión final: el espejo de una crisis mayor
La situación de Reencontrándonos revela un síntoma más profundo del sistema de salud fueguino: la fragilidad estructural de la obra social estatal, la falta de planificación en políticas de salud mental y la desconexión entre los poderes públicos.
Mientras el Gobierno provincial alega problemas financieros y la Legislatura evita involucrarse, el costo humano lo pagan pacientes y familias. En palabras de Lavenia, “no se puede sostener un servicio terapéutico con promesas o con silencio”.
El caso desnuda una crisis de representación y de prioridades: un Estado que no responde, una justicia que asume funciones que no le corresponden, y una sociedad civil que intenta sostener lo que debería garantizar la política.

