El secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Tierra del Fuego celebró el acuerdo entre YPF y el Gobierno provincial, que cede áreas a la empresa estatal Terra Ignis. Sosa destacó que la medida “pone fin a los arreglos voluntarios y da tranquilidad a las familias” y pidió que el sindicato participe del seguimiento legislativo y operativo. El dirigente marcó apoyo político a Melella, pero reclamó que la transición se traduzca en empleo real y planificación productiva.
Río Grande.- Con tono medido pero firme, Luis Sosa valoró la decisión del gobernador Gustavo Melella y la presencia de YPF en el acto de traspaso, al considerar que “se frenó el goteo de despidos” y se abrió una “ventana de oportunidades para los trabajadores y para la provincia, aunque advirtió que el gremio exigirá estar en la mesa de discusión” cuando se trate la ley que respalde la operatoria de Terra Ignis.
Un acuerdo que reordena el tablero del petróleo fueguino
El traspaso de áreas hidrocarburíferas de YPF a la órbita provincial marcó un punto de inflexión en la política energética de Tierra del Fuego. La firma, realizada con la presencia del presidente de la petrolera estatal y del gobernador Gustavo Melella, no solo ratificó la cesión a Terra Ignis Energía S.A., sino que además simbolizó la reapropiación del control productivo por parte de la provincia.
En ese marco, el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado, Luis Sosa, fue una de las primeras voces del sector en fijar posición al señalar que “el balance es positivo, porque hemos frenado un poco el despido que se venía, no despido, sino arreglo voluntario de la gente, apoyamos esa medida, porque hay mucha gente que quiere seguir trabajando y queremos darles tranquilidad a sus familias”, dijo en diálogo con FM La Isla.
“Se acabaron los arreglos”: estabilidad como bandera sindical
El eje de su mensaje fue claro, poner un freno a la desinversión y a la política de retiros voluntarios que, según el gremio, erosionaba el empleo en la cuenca austral.
“De acá se acabaron los arreglos”, subrayó Sosa, aunque admitió que pueden existir “algunas excepciones”.
La frase sintetiza una lectura política, donde el sindicato interpreta que el acuerdo YPF–Tierra del Fuego–Terra Ignis es también un acto de “contención social, que permite detener la sangría laboral y reconstruir previsibilidad en un sector que venía atravesando meses de incertidumbre”.
En los hechos, la cesión de las áreas incluye el compromiso de mantener la planta actual de trabajadores durante un período de transición, y la eventual incorporación de personal técnico en futuras etapas de exploración y explotación.
CA-12, la joya estratégica del traspaso
Sosa centró su expectativa en el bloque CA-12, considerado el más prometedor del paquete transferido, dado que “es un lugar muy importante para la provincia y para los trabajadores. Tenemos expectativa y perspectiva de que eso tiene que salir bien”, señaló.
El dirigente confirmó que los estudios sísmicos del área ya están realizados y que los datos pertenecen a YPF.
“El proyecto del CA-12 está hecho y la sísmica realizada hasta Chile, cuando en su momento YPF tenía yacimientos allí”. De este modo, la provincia no partiría de cero y podría atraer operadores interesados en perforar pozos con información geológica comprobada.
El CA-12 aparece así como la pieza clave del nuevo tablero energético fueguino: un bloque con potencial comprobado, pendiente de inversión, y con la posibilidad de absorber mano de obra ociosa proveniente del “offshore” que quedó sin actividad.
La ruta administrativa y el rol de la Legislatura
Sosa mostró conocimiento técnico y político del proceso institucional que se abre al marcar que “el Gobierno tiene que firmar el decreto, después eso debe ir a la Legislatura para refrendar la creación de Terra Ignis y su operatoria. A partir de ahí, Terra Ignis recibe las áreas de YPF, busca un socio y se pone a optimizar los pozos”.
El sindicalista destacó que YPF exigió que Terra Ignis cuente con respaldo legal mediante una ley, lo que obligará a la Legislatura fueguina a debatir en 2026 el marco normativo. En ese punto, el gremio reclamará un espacio de participación: “Nosotros no queremos formar parte del directorio, pero sí queremos estar escuchando y participando en todo lo que se refiere a la empresa del Estado provincial”, explicó.
De este modo, el sindicato busca institucionalizar su presencia en el proceso: sin ocupar cargos, pero con voz y monitoreo sobre decisiones que afecten la relación entre producción, empleo y regalías.
Melella, respaldo sindical y legitimidad política
La postura de Sosa no es solo gremial, sino también política. Su respaldo explícito al gobernador Melella fortalece la narrativa de un federalismo productivo que la gestión provincial viene construyendo. El hecho de que el líder sindical haya estado reunido con el mandatario y con legisladores oficialistas refuerza la idea de un frente común entre gobierno y trabajadores para defender la continuidad laboral y la soberanía sobre los recursos.
“El lunes hablé con el gobernador, estaban también las legisladoras Mabel Martínez y Laura Greve. Le dijimos que vamos a acompañar cuando esto llegue a la Legislatura, pero queremos estar al tanto”, contó Sosa. El guiño político es evidente: el sindicato se alinea con la estrategia provincial, pero condiciona su apoyo a la participación real en la toma de decisiones.
Marzo o abril: horizonte para la aprobación
El dirigente estimó que el tratamiento legislativo podría concretarse hacia marzo o abril del próximo año, una vez finalizado el calendario ordinario de sesiones. En paralelo, la provincia deberá avanzar con la búsqueda de un socio operativo para Terra Ignis, que se encargue de optimizar pozos existentes y realizar la remediación ambiental de los que siguen bajo control de YPF.
Esa etapa, según Sosa, será decisiva: definirá si el traspaso se convierte en una herramienta de desarrollo o en un mero cambio administrativo. Por eso, el gremio insiste en acompañar el proceso de cerca, con representación técnica y laboral.
Un respiro en medio de la tensión sindical
Consultado sobre el impacto inmediato del acuerdo, Sosa reconoció que el anuncio calmó las aguas dentro del sindicato, que venía advirtiendo sobre despidos y caídas de actividad. “Esto le pone paños fríos a la situación sindical. Tenemos la expectativa de que las empresas que vengan a perforar puedan absorber a los trabajadores con experiencia”, afirmó.
El secretario general recordó que varios operarios de plataformas offshore habían quedado sin empleo por el cierre de operaciones y que ahora existe la posibilidad de reubicarlos: “Queremos decirle a la próxima empresa que venga: acá tenemos trabajadores con experiencia para ser absorbidos”.
Entre la prudencia y la advertencia
El tono de Sosa combinó optimismo y cautela. Valoró la decisión del Gobierno provincial, pero también dejó una advertencia implícita: el sindicato no permitirá retrocesos ni exclusiones. “Estamos tranquilos, sabiendo que estamos haciendo las cosas medianamente bien para nosotros”, cerró.
La frase resume la posición gremial frente a la nueva etapa: acompañamiento crítico. El sindicato apoya el traspaso, confía en el liderazgo de Melella y ve una oportunidad real para recuperar empleo y producción. Pero también mantiene la guardia alta frente a cualquier intento de tercerización, desinversión o pérdida de derechos.
Con el acuerdo YPF–Tierra del Fuego–Terra Ignis, la provincia recupera protagonismo en su subsuelo y el sindicato recupera centralidad política. Luis Sosa emerge como un actor que garantiza paz social a cambio de participación y previsibilidad. El desafío, ahora, será convertir el respaldo sindical en resultados concretos: inversión, producción y trabajo.
El petróleo fueguino entra en una nueva etapa. Y, como en toda transición, quienes logren articular poder político, saber técnico y legitimidad gremial tendrán la llave de su éxito.

