Con la cesión oficial de áreas hidrocarburíferas de YPF a la provincia, Gustavo Melella da un paso estratégico que combina pragmatismo económico y afirmación política. El gobernador apuesta a fortalecer Terra Ignis, abrir el juego a capitales internacionales —incluidos los chinos— y marcar distancia de la lógica centralista del Gobierno nacional. Pero el movimiento, aunque audaz, abre interrogantes sobre capacidad técnica, alianzas empresariales y el equilibrio entre autonomía y dependencia global.
Río Grande.- El traspaso de áreas de YPF a Terra Ignis marca un quiebre en la relación entre Nación y provincia. Melella combina pragmatismo y soberanía, apuesta a reactivar pozos maduros, atraer inversión extranjera y fortalecer la industria local. Pero el movimiento, audaz, lo expone a tensiones geopolíticas y al desafío de demostrar gestión en un terreno dominado por gigantes.
La decisión de Melella de asumir la administración de pozos maduros que YPF abandonó en Tierra del Fuego traslada al sur del país una disputa mayor, quién define el rumbo energético argentino en la próxima década. En ese tablero, el gobernador busca proyectar poder desde la periferia, con una estrategia que combina soberanía provincial, apertura al capital extranjero y una crítica explícita al alineamiento del gobierno nacional con Estados Unidos.
El acto de firma entre el Gobierno de Tierra del Fuego y YPF marcó algo más que un trámite administrativo. En la práctica, selló el traspaso de áreas hidrocarburíferas a Terra Ignis, la empresa provincial de energía, y abrió una nueva etapa para la economía fueguina.
“La provincia tiene una gran posibilidad de crecimiento”, resumió Melella en diálogo con FM La Isla, al confirmar que YPF “hace años no invierte” en la isla, y que el “vaciamiento paulatino de las áreas dejó menos producción, menos trabajo y menos regalías”.
El diagnóstico no es nuevo, pero el contexto sí lo es. Mientras YPF reorienta su eje productivo hacia Vaca Muerta, las provincias petroleras buscan no quedar relegadas.
En ese marco, Tierra del Fuego decidió “recuperar pozos, hacerlos producir más y asociarse con empresas que aporten capital y tecnología”.
El mensaje de Melella combina crítica a la inacción de la petrolera estatal con una reivindicación del federalismo energético al señalar que “YPF direccionó toda su fuerza a Vaca Muerta. Nosotros no vamos a esperar más, es tiempo de recuperar lo nuestro”.
Del repliegue de YPF a la oportunidad provincial
Los pozos que ahora pasaron a manos de la provincia son “maduros”, con producción en “declive”. Pero para Melella representan una oportunidad de reconstrucción económica, dado que “cuando uno produce menos, hay menos trabajo y menos ingresos. Esto nos permite revertir eso”.
El gobernador confirmó que Terra Ignis no “actuará sola, sino en alianza con compañías de capital nacional y extranjero con capacidad técnica y financiera”.
En ese esquema, el discurso oficial combina realismo económico con una apuesta por la soberanía provincial, una empresa estatal fueguina, pero con lógica de mercado.
“Se está avanzando en acuerdos importantes, dijo, con empresas con mucha experiencia. Y hay gente de YPF muy capacitada que puede integrarse, esto no es improvisación, es planificación”.
El mensaje busca despejar el temor de que Terra Ignis se convierta en “una empresa pública más”, ineficiente o burocratizada.
Melella lo niega al marcaar que “no estamos solos, estamos sumando a los mejores”.
Geopolítica y poder: el juego entre Washington y Beijing
La decisión no se limita a la economía. En el trasfondo aparece una lectura geopolítica nítida.
Cuando se le consultó sobre la posible incomodidad del gobierno nacional por el interés de empresas chinas en asociarse a Terra Ignis, Melella fue tajante al señalar que “la provincia es la que determina el rumbo a seguir, si los Estados Unidos quieren invertir, bienvenidos, si no quieren, lo lamento, pero nosotros abrimos las puertas al mundo entero, menos a los británicos”, sentenció.
El gobernador recordó que “la embajada norteamericana rechazó participar en proyectos fueguinos este año, y que en cambio China y otros países asiáticos sí mostraron interés real”
En este sentido, manifestó que “tuvimos reuniones con la Cancillería, con la embajada china y con el gobierno nacional, siempre alentaron a avanzar, no creo que haya trabas.”
Su posición se distancia abiertamente del alineamiento del Ejecutivo nacional con Washington, que en los últimos meses generó roces con Beijing y frenó proyectos con financiamiento chino en otras provincias.
“Sería un contrasentido, advirtió Melella, pedir inversiones y después cerrarles la puerta a los chinos o a los árabes, necesitamos generar trabajo, traer dólares, integrar Argentina al mundo”.
En esa frase se resume su estrategia: abrir el juego geopolítico sin someterse a ninguna órbita exclusiva de poder.
El mensaje también tiene un eco político interno: mientras el Gobierno nacional negocia su agenda económica bajo la mirada de Washington, Tierra del Fuego busca construir autonomía desde la periferia, usando el petróleo como vector de soberanía.
La pulseada legislativa y los límites del pragmatismo
El traspaso de áreas todavía debe pasar por la Legislatura provincial, y Melella no ignora los obstáculos y al respecto manifestó que “la provincia tenía dos caminos o este, o dejar que YPF se vaya y dejar a la gente sin trabajo ni regalías”, afirmó.
“Espero que la Legislatura entienda que no hay margen para otros cuestionamientos, algunos nunca acompañan nada, pero esto es una necesidad de Estado”, resaltó.
El gobernador volvió a advertir contra la mezquindad política, en una provincia donde la fragmentación legislativa obliga a negociar cada avance. “Espero que ningún interés secundario comprometa los recursos ni las fuentes de trabajo”, insistió.
La frase, con tono de advertencia, marca el límite de su pragmatismo, sin respaldo político interno, el proyecto energético puede trabarse antes de empezar.
Tensiones con la Casa Rosada y el reclamo de un federalismo real
El vínculo con el gobierno nacional atraviesa uno de sus momentos más fríos y el gobernador fue contundente al expresar que “El Presidente Milei decidió no invitarnos a cuatro gobernadores porque, según él, no sabemos sumar, me parece lamentable, eso no es una relación institucional madura”, dijo Melella.
Su referencia al destrato presidencial marca una línea de continuidad en su discurso al “defender el federalismo y denunciar la concentración del poder en Buenos Aires”.
Nuevo ministro del Interior Diego Santilli
El nombramiento del nuevo ministro del Interior, Diego Santilli, tampoco cambia demasiado el panorama, dado que según Melella “Si lo nombran y no le dan herramientas, va a fracasar, a muchos gobernadores les prometieron cosas y no cumplieron nada, cambian los nombres, pero no el modelo”.
Para Melella, el problema no es de “nombres, sino de concepción, un Estado nacional que concentra recursos y decisiones, y provincias que deben autofinanciarse y negociar con capitales extranjeros para subsistir”.
Reforma constitucional y horizonte político
Con respecto a la reforma de la Constitución provincial, un proyecto que Melella defiende desde su llegada al poder, dijo que “no tiene que ver con la reelección, aclaró, sino con actualizar la estructura del Estado, eliminar privilegios y cargos vitalicios, algunos se oponen porque no quieren perder privilegios.”
El gobernador vincula el debate institucional con la coyuntura económica y en este marco señaló que “vivimos momentos dramáticos, el modelo nacional está agotado, hay que animarse a transformar el Estado”.
En su visión, la “reforma constitucional y la política energética forman parte del mismo proyecto de modernización y autonomía, una provincia que se gobierna a sí misma, genera su energía y redefine su marco institucional”.
Por último, Melella puntualizó que “la autonomía no se negocia, y la energía, como en los viejos tiempos del desarrollo argentino, vuelve a ser un terreno donde se disputa poder, identidad y futuro”.
