Declararon los padres del bebé fallecido en una extensa y dolorosa jornada

Una intensa jornada en lo procesal y lo emotivo vivió el Tribunal de Juicio Oral con la comparecencia de Ariel Murgia y Carolina Miranda, padre y madre del bebé fallecido en labores de parto el 16 de noviembre del 2015 en la clínica Cemep, causa en la que dos profesionales están imputados por “homicidio culposo”.

Río Grande. – Carolina relató con detalle cómo ingresó ese día a la clínica y la colocación de una pastilla y medicación para inducir el parto. Explicó que esa mañana su panza se había endurecido y que los controles consistían en colocarle la mano sobre el abdomen.

Asimismo, la mujer indicó que los profesionales médicos habían roto la bolsa para acelerar el proceso y que, cerca de las 16.15, al regresar del baño, el imputado Rodolfo Pérez le realizó un monitoreo en el que lo notó preocupado, ya que no se escuchaban los latidos del bebé.

Señaló que en ese momento Pérez intentó comunicarse con la Dra. Valeria Pastori mediante un mensaje de voz, dado que no había respondido a la llamada. Explicó que la estaban retirando de la habitación cuando llegó la médica, quien preguntó qué había sucedido, y que debieron acomodar la camilla para una cesárea porque estaba preparada para un parto normal.

Carolina recordó que despertó sola en el quirófano y que Pastori le informó que estaban tratando de reanimar al bebé, aunque luego le comunicó que no habían podido hacerlo, dejándola sola en la habitación. Agregó que, cuando la trasladaron a sala, su esposo le manifestó que no sabía lo que había ocurrido.

En las consultas de las partes, la joven aclaró que sabía que iba a una inducción del parto, aunque no se le detalló el proceso. 

Por su parte, durante la declaración de Ariel Gustavo Murgia, esposo de Carolina, el hombre sostuvo que no estaba al tanto de la inducción.

Murgia declaró que, en ese momento, trabajaba como contador de la clínica Cemep y que, el fin de semana previo a la presentación en el centro médico, su esposa le dijo que estaba preocupada y con miedo, ya que deseaba un parto vaginal, mientras que él se encontraba tranquilo, aunque con el temor propio de ser padre por primera vez.

Murgia aseguró que en un control del mediodía el obstetra Pérez le mencionó la baja de la frecuencia cardíaca, aunque le indicó que no era motivo de preocupación, por lo que mantuvo la calma. 

Más tarde, testificó en el mismo sentido que su pareja, señalando que pasadas las 16 horas Pérez volvió, la conectó al monitor fetal y se mostró nervioso, ya que no escuchaban latidos. Explicó que allí se precipitó la cesárea, con el resultado fatal del nacimiento sin vida.

 

Murgia: “Pastori me dijo no sé que pasó, no soy Dios”

 

En la parte más fuerte de su relato, Murgia afirmó que al cruzar a Pastori luego del infortunado nacimiento, le respondió que no sabía qué había pasado y que no era Dios. Explicó que luego se quedó allí y le entregaron a su bebé, al que sostuvo un rato, antes de que el propietario de la clínica, el De Bello, lo acompañara a realizar la denuncia.

 

El padre del bebé realizó una investigación paralela

 

El padre del bebé agregó que, como ningún médico conocido quiso ayudarlo, recurrió a varias guías médicas que señalaban que Carolina no era apta para un parto inducido, ya que no se trataba de un procedimiento exento de riesgo. También mencionó que otro médico consultado le indicó lo desaconsejable de la medicación suministrada.

Sostuvo que las guías no recomiendan la inducción en casos de bebés grandes, y que la pericia determinó que el niño pesaba 4,100 kilos, aunque en las consultas previas no se había diagnosticado esa condición.

Acto seguido, la defensa interpeló a Murgia respecto de distintas medidas que llevó adelante por su cuenta, aprovechando su rol como contador de la clínica. Explicó que había solicitado el registro de las cámaras de seguridad y que, después del mediodía, había visitas registradas en la historia clínica que no aparecían en video. La defensa cuestionó que ese aporte lo hubiera realizado recién en febrero y no en diciembre, pese a tener esas imágenes en su poder.

Otro aporte suyo fue documentación interna, como la historia clínica, que daba cuenta del uso de Misoprostol en dosis muy altas y del consumo de 22 ampollas de oxitocina, de las cuales solo 8 aparecían en el parte de enfermería. Señaló que la pericia de la Corte confirmaba esto de manera inequívoca, aunque los imputados negaban haber suministrado esa medicación antes del parto. La defensa sostuvo que la oxitocina había sido administrada al final del proceso.

Finalmente, la defensa confrontó al testigo respecto de una inscripción en la historia clínica aportada por su parte, que no figuraba en la historia incautada por la Policía en el allanamiento, documento que respeta la cadena de custodia.

La jornada concluyó con el testimonio de los doctores Jorge Lozano y Daniel Duarte, quienes intervinieron luego del parto atendiendo los pedidos de ayuda de Murgia, a quien conocían por su labor en la clínica. Poco pudieron aportar, ya que Lozano explicó que había recibido un bebé casi sin signos vitales y que realizaron maniobras de reanimación. Respecto de la causa del deceso, aclaró que se trataba de una vasculopatía trombótica, diagnóstico que solo se realiza a través de la placenta, aunque él no era especialista.

Este jueves será clave la testimonial de los forenses intervinientes en la causa.

 

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