“El mercado lo demanda y hay un montón de gente tratando de llevarse material de acá”

El propietario de la estancia Pirinaica puso en valor la importancia del laboratorio de genética, en lo que se viene trabajando desde hace 15 años. Falta la instalación eléctrica y la constitución de una SAPEM para ponerlo en marcha, y hasta ahora no hay definiciones. Comparó los servicios que puede dar un toro, que ronda las 25 ó 30 vacas, con las 500 dosis de semen que se pueden obtener del mismo animal. Además, aseguró que el mercado está demandando la genética fueguina, que fue presentada en una reunión de productores nacionales y de países vecinos. Subrayó que se trata de una fuente de ingresos genuinos, además generadora de mano de obra para todo el proceso.

Río Grande.- Jorge Sevillano, propietario de la estancia Pirinaica, dialogó con Radio Provincia sobre la importancia del laboratorio de genética, que sería una fuente de recursos genuina y además generador de mano de obra especializada.

La estancia Pirinaica tiene 21.900 hectáreas, 8.000 son de bosques productivos de lenga y 11.000 de bosque de ñires. Se encuentra en la ruta complementaria A, en el kilómetro 22 y sus propietarios se dedican a la producción bovina “desde hace 12 años. A partir de ahí empezamos a ver que la genética era una pata fundamental en el desarrollo productivo. Del 100% que constituye un animal, el 70% es ambiente y el 30% es genética. El ambiente no se puede modificar, pero sí puede variar la genética y estamos trabajando con ese 30%. Hoy hay un montón de herramientas productivas que facilitan llegar a los objetivos”, dijo. 

Mencionó el interés de productores argentinos y de países vecinos en la genética local. “Se viene trabajando en giras productivas y se tocan distintas regiones del país. Cada productor propone mostrar su modelo productivo, pone el análisis de calidad y de proceso de mejoras. En septiembre del año pasado surgió la idea de hacer una gira en Tierra del Fuego y se juntaron 150 productores del sur de Brasil, de Uruguay, de Chile, de Argentina, vino gente de la asociación de criadores de Hereford de Uruguay, de la asociación de Brasil, de Paraguay. Fue un raid de cuatro días, se recorrieron diez establecimientos y la impresión en general de los productores que vinieron fue increíble, por el ambiente en que se desarrollan y el estado en que están los animales. Tenemos las vacas sobre un verde inmaculado, en un ambiente ideal, y no pueden creer que la cría se haga en forma totalmente extensiva y natural”, señaló. 

Para poner en marcha el laboratorio de genética básicamente se necesita una decisión política. “Hace años que se está trabajando con el laboratorio, en una primera instancia se iba a desarrollar en el predio de la Asociación Rural, en el barrio Austral. Hubo atrasos, cambios de visión por parte de la política de la provincia, el año pasado se redefinió un lugar cerca de La Misión, pero venimos hace 15 años con esto. Se calcula que un toro tiene entre 25 y 30 vacas de servicio, a través del laboratorio se extiende entre 300 y 500 dosis. El costo es de 7.000 u 8.000 mil pesos por dosis. No es únicamente el beneficio para el productor, sino que también el centro genético gana plata, hay técnicos especializados que se tienen que desarrollar, que también perciben honorarios por el trabajo. Hay todo un drenaje de plata hacia el mercado”, subrayó. 

“Esto se puede exportar y lo único que falta hoy para certificar semen es que el centro esté habilitado por SENASA y por la Sociedad Rural Argentina. El mercado lo demanda y hay un montón de gente tratando de llevarse material de acá. No solamente se trata de un toro, sino también de embriones y de una cadena de valor que es inconmensurable. Se necesitan alrededor de seis técnicos para hacer un lavaje de embriones, cuatro técnicos para hacer un salto de un toro, hay que tener termos con nitrógeno, es decir que la empresa que tiene nitrógeno también factura; lo mismo la gente que hace los mantenimientos de los termos. Hay un montón de gente que gira alrededor de esto. Es una fuente genuina de recursos”, remarcó. 

“Lo que está faltando es la instalación eléctrica, sobre lo que habíamos hablado con la gente del gobierno, y después terminar de constituir una SAPEM. Luego se hace la habilitación bajo los protocolos de SENASA y con el gobierno se viene trabajando hace un montón sobre el material que se requiere”, indicó, hasta ahora sin definiciones. 

 

Barrera sanitaria

 

Por otra parte, habló de las consecuencias negativas de la eliminación de la barrera sanitaria. “El ingreso de carne con hueso fue una decisión que se tomó antes del análisis. La condición de animales libres de aftosa sin vacunación se logró a fuerza de bala, porque a la estancia María Behety en los ’60 le aniquilaron un lote de animales que tenía por un brote de aftosa. Llevó un centenar de análisis hasta que no hubo síntomas ni de aftosa ni de brucelosis ni tuberculosis”, repasó. 

“Esto da una tranquilidad alimentaria, peo con la apertura hay países que cierran el mercado a raíz del ingreso de carne con hueso, independientemente de que sea hueso plano. Ya con que ingrese carne con hueso de zonas libres de aftosa, pero con vacunación, el mercado cierra hasta ver qué pasa. En el medio el productor se funde, de hecho, en Santa Cruz el 50% de los establecimientos rurales están cerrados”, observó. 

“Chile cerró su frontera hacia el mercado argentino cuando se terminó de publicar el ingreso de carne con hueso a Patagonia, en forma preventiva; también cerró el mercado de ingreso de animales, cuando estuvimos diez años para poder ingresar animales en pie a Chile. En el caso particular de la provincia, es temerosa la decisión que tomó Chile, porque prácticamente el 80% de la producción de terneros se va a engorde a la zona de Gaiman y Trelew, para después volver a ingresar en gancho. Estamos obligados a hacer ese tránsito a través de Chile y hoy no se sabe si eso se va a poder hacer. No se puede ingresar animales ni material genético de Argentina a Chile y hay que ver qué pasa con las próximas ventas a zona norte, para ver si se puede o no”, planteó. 

 

Ganado ovino

 

Finalmente dio cuenta de la reconversión obligatoria que tuvieron que hacer los productores, de la cultura de la cría de ovinos a la producción de bovinos. “De Río Grande hacia el sur, salvo José Menéndez, la producción ovina se extinguió desde hace siete años. La provincia contaba con un stock de más de 800 mil animales y hoy hay poco más de 200 mil lanares. Hubo productores que trataron de mantener la producción lanera, pero con el perro asilvestrado es imposible. Nosotros dejamos la oveja de lado y de este tema se habla desde hace más de 40 años, pero no se quiere involucrar nadie y no se quieren tomar decisiones”, concluyó.

 

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