Ushuaia ante el límite de su crecimiento turístico y la necesidad de mejorar la infraestructura

El integrante de la Cámara de Turismo de Tierra del Fuego y presidente de FEDECATUR, Ángel Brisighelli, realizó un análisis profundo del desempeño turístico durante 2025, un año atravesado por fuertes condicionantes macroeconómicos, cambios en la competitividad cambiaria y tensiones estructurales que impactaron de manera desigual en los destinos del país. En el caso de Ushuaia, el balance muestra un escenario de estabilidad relativa, aunque lejos de un crecimiento excepcional, con desafíos estructurales que exigen decisiones estratégicas de cara al futuro.

Río Grande.- El integrante de la Cámara de Turismo de Tierra del Fuego y presidente de FEDECATUR Ángel Brisighelli analizó un año atravesado por tensiones macroeconómicas, conectividad limitada y una infraestructura urbana que no acompaña el crecimiento del destino y el rol clave del puerto, los costos crecientes y un 2026 que exigirá decisiones de fondo para sostener el liderazgo turístico de Ushuaia.

En diálogo con Provincia 23, el dirigente aclaró que, para el sector turístico, el análisis “no se mide estrictamente por año calendario sino por temporadas, nosotros pensamos más en temporadas que en años, el año queda partido en el medio de dos temporadas”, explicó, marcando desde el inicio una diferencia conceptual clave para comprender la dinámica del sector.

 

Un invierno ajustado y un verano mejor de lo esperado

 

La temporada de invierno 2025 estuvo marcada por un “contexto complejo, el bajo tipo de cambio favoreció fuertemente al turismo emisivo, incentivando los viajes al exterior por parte del turismo nacional y encareciendo a los destinos internos frente a la competencia internacional”.

“El dólar bajo hacía muy atractivo viajar afuera y nos ponía en desventaja frente a otros destinos”, explicó Brisighelli. 

Sin embargo, Ushuaia contó con un factor diferencial que amortiguó el impacto como “fue el único destino del país con nieve asegurada”.

“Eso ayudó a compensar, no fue un invierno espectacular, pero tampoco fue malo, se trabajó bien y no hubo grandes problemas”, señaló.

De cara al verano, dijo que “el escenario mantiene similitudes con el invierno, aunque con una leve mejora, el tipo de cambio se ajustó, pasando de valores cercanos a los 1.200 pesos a alrededor de 1.500, lo que introdujo una diferencia significativa en términos de costos y competitividad”.

“Esa diferencia de casi 300 pesos ayuda, por eso esta temporada de verano terminó siendo un poco mejor de lo que esperábamos, no es excepcional, no es la mejor de la historia, pero tampoco es mala”, sostuvo.

 

Estadía promedio estable y ocupación sin sobresaltos

 

Según el análisis del sector, no se “registraron cambios sustanciales en el comportamiento del visitante, la estadía promedio se mantiene estable, en torno a las dos noches y media, una característica histórica del destino”.

Los niveles de ocupación hotelera, en términos generales, son “buenos, con matices entre establecimientos, pero sin situaciones críticas, no tenemos problemas graves de ocupación ni de disponibilidad de plazas”, explicó, aunque reconoció que “la cuestión tarifaria sigue siendo una preocupación para muchos visitantes”.

 

Conectividad aérea bajo presión

 

Uno de los puntos sensibles del verano será el cierre del aeropuerto de Río Grande, que trasladará la demanda aérea hacia Ushuaia entre enero y abril. Esto genera incertidumbre respecto a la capacidad de respuesta del sistema aerocomercial.

“Eso va a generar una presión adicional sobre los vuelos de Ushuaia, todavía no tenemos información clara sobre si Aerolíneas Argentinas va a incrementar frecuencias”, señaló.

Si bien destacó que la “aerolínea suele agregar vuelos a medida que se saturan los existentes, advirtió que Ushuaia históricamente recibe incrementos con cautela y sobre la fecha, lo que obliga a monitorear permanentemente la disponibilidad”.

A esto se sumaron durante el año reprogramaciones de vuelos vinculadas a problemas globales con motores de aeronaves, una situación que afectó a miles de aviones en todo el mundo. “Eso generó estrés sobre la flota y también lo sufrimos acá, con cambios y reprogramaciones”, explicó.

 

Un turismo nacional en crisis y realidades regionales dispares

 

Desde su rol como presidente de FEDECATUR, Brisighelli amplió la mirada al plano nacional y destacó las “profundas diferencias entre regiones, donde Ushuaia, señaló, es un destino atípico dentro del mapa turístico argentino”.

Además, agregó que “somos el único destino del país donde hay más turismo extranjero que turismo nacional”, explicó, con un “peso muy fuerte del segmento de cruceros, que funciona con reglas propias y lógicas diferentes”.

En contraste, numerosos destinos del interior dependen casi “exclusivamente del turismo nacional, y son los más afectados por el auge del turismo emisivo”, dijo, al tiempo que agregó que “destinos del litoral, Córdoba, el NOA, están pasando una situación mucho más compleja que la nuestra”, advirtió.

Asimismo, sostuvo que “el récord de argentinos viajando al exterior y la baja del turismo receptivo internacional configuran un escenario preocupante a nivel país, que no depende del accionar del sector privado sino de variables macroeconómicas”.

 

Políticas turísticas nacionales: sin margen para repetir el PreViaje

 

Consultado sobre las políticas del Gobierno nacional, Brisighelli fue claro al analizar el impacto del programa PreViaje, reconociendo que “las dos primeras ediciones fueron decisivas para reactivar el turismo tras la pandemia, mientras que las posteriores tuvieron un efecto mucho menor”.

“Las primeras versiones fueron realmente muy buenas. Las últimas fueron más bien mecanismos de campaña”, evaluó.

En el contexto actual, consideró “inviable pensar en una reedición del programa, con la perspectiva económica de hoy, es absolutamente impensable que algo así se repita”, afirmó.

También cuestionó la subejecución de fondos específicos para la promoción turística internacional, provenientes del impuesto a los pasajes al exterior. 

“Esos fondos están, pero no se están utilizando plenamente, y eso nos juega en contra en un momento donde el turismo receptivo está en niveles muy bajos”, señaló.

 

Ushuaia, puerto estratégico y una oportunidad que no es eterna

 

Uno de los ejes centrales del análisis fue la actividad portuaria y el rol de Ushuaia como principal puerto de cruceros del país, con más de 500 recaladas anuales.

“Es un negocio muy importante, no solo para el turismo, sino para toda la cadena logística y de servicios”, explicó.

Sin embargo, advirtió que “esta posición no es irreversible, no hay que creer que esta situación es permanente, el día que sea más conveniente operar en otro puerto, los cruceros se van a ir”, alertó.

Puntualizó que “el principal cuello de botella es la infraestructura portuaria, especialmente la capacidad del muelle, jornadas con múltiples barcos generan escenarios operativos extremadamente complejos, con embarcaciones que quedan fondeadas por falta de espacio”.

A esto se suma el “fuerte incremento de costos portuarios, con subas de hasta 1.600% en dólares para determinados servicios, lo que encarece la operatoria y resta competitividad”.

 

Infraestructura urbana: el gran desafío pendiente

 

Brisighelli fue contundente al señalar que “el mayor déficit de Ushuaia no está en la inversión privada, sino en la infraestructura que debe proveer el Estado”, dijo, al tiempo que agregó que “la inversión hotelera está, hay proyectos de buena calidad en marcha, el problema es la infraestructura pública”, afirmó.

Entre los puntos críticos mencionó “mejoras necesarias en el aeropuerto, especialmente en la gestión de pasajeros, donde se registran cuellos de botella severos en temporada alta”. También remarcó la “falta de mantenimiento vial, con especial énfasis en la Ruta 3, el acceso al Parque Nacional y el cruce fronterizo de San Sebastián, son temas de los que venimos hablando hace años y siguen siendo imprescindibles”, señaló.

 

Perspectivas para 2026: sostener, mejorar y no perder competitividad

 

De cara a 2026, el desafío central será sostener la “competitividad del destino en un contexto incierto, evitando que los costos, la infraestructura deficiente y la falta de inversión pública erosionen una posición estratégica que hoy todavía se mantiene”.

“Tenemos que hacer todo lo necesario para que Ushuaia siga siendo el destino más conveniente, ese tiene que ser nuestro objetivo permanente”, concluyó.

El análisis de Ángel deja en claro que el turismo fueguino cerró 2025 sin sobresaltos graves, pero con alertas encendidas. El crecimiento futuro dependerá menos de la demanda y más de decisiones estructurales que definan si Ushuaia consolida su liderazgo o comienza a perder terreno en un escenario cada vez más competitivo.

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