El arquitecto Alberto Ibarra aseguró que los malos olores que se sintieron sobre todo en la zona céntrica y en la costa de Río Grande, se debieron a las condiciones climáticas y no a alguna anomalía en las instalaciones. Habló sobre diversos temas inherentes al área a su cargo, entre ellos la necesidad de financiamiento nacional para hacer el recambio de cañerías en el casco viejo. Destacó las óptimas condiciones en que se encuentra la provisión de agua, con un consumo pico en invierno de un millón seiscientos mil metros cúbicos por horas, ampliamente superados por la capacidad de producción de tres millones de litros por hora. Río Grande. – El director de Obras Sanitarias de la Municipalidad de Río
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