“Radio Nacional es mucho más que una emisora”

Leda Soto comenzó a trabajar a los 19 años en LRA 24 Radio Nacional Río Grande y el 1 de diciembre del 2022 cumplió 42 años de locución, sin contar los dos años previos de un programa radial de juventud del Colegio Don Bosco. El viernes realizó su última transmisión en el 50 Aniversario de la querida emisora. Leda Soto es además una auténtica referente de la cultura fueguina que nos representó en Cosquín y además, Embajadora de la Paz a nivel mundial.

Río Grande.- Leda Soto hizo su último programa en coincidencia con los 50 años de LRA 24 Radio Nacional Río Grande y muy emocionada pronunció el discurso alusivo en el acto del pasado viernes. “Fueron 42 años. Si fuera el 5 de mayo, serían 43 años”, comentó.

Recordó que se involucró con Radio Nacional, “que me cobijó a partir de los ’80s y realmente hoy cuando comenzaba a ingresar a la emisora, me decía: -es la última vez de todo porque hoy es mi último programa y también mi última presencia radial, ya el primero de mayo soy una jubilada oficialmente, algo que se demoró por un tiempito”.

Confió que “se me iban sumando un montón de emociones, y me venían las caritas de todos mis compañeros que ya no están, que se han ido. Y cuando ingresaba a la explanada me encontré con aquellos que fueron los hacedores de esta radio, que son Hugo Hammar, que está en Suecia y se vino para los 50 años, nuestro primer operador, junto con Luján Muñiz que ya no está entre nosotros y Rubén Bernardo Ramírez, también el primer locutor interino de Radio Nacional en varias oportunidades por los ’70s, y el programa emblemático de la radio con ‘La mejor música para la mejor noche’, y bueno, encontrando compañeros jubilados”.

Agregó que “es algo realmente muy emotivo para mí que fueran tantos años en esta radio y que pasamos tantas historias juntos con mis compañeros y tantas cosas que también vivimos de la historia argentina, mundial y por supuesto el nacimiento de la provincia de Tierra del Fuego, de pasar de territorio a provincia”

 

De Suecia a Tierra del Fuego

 

El primer operador de estudios de Radio Nacional Río Grande, Hugo Hammar, fue invitado a la celebración del 50 aniversario de Río Grande y se reencontró con viejas amistades después de 10 años sin visitar Tierra del Fuego. También compartió que encontró una nueva vida en Suecia, donde se casó y tuvo cuatro hijos.

“Fui el primer operador de estudios en Río Grande, allá en el 73. y trabajé hasta noviembre de 1975. Luego emigré a Europa. Me fui de vacaciones extraordinarias de seis meses a Suecia y después pedí seis meses más y después mandé la renuncia que nunca llegó a Río Gallegos así que quedó acá entre los papeles en la época de Jorge Eduardo De Amuchástegui que era fue mi último director”, recordó Hammar.

En Suecia encontró una nueva vida. “Encontré a quien sería mi esposa, nos casamos, tenemos cuatro hijos”, comentó.

En esta oportunidad vino exclusivamente a compartir este 50 aniversario. “Tenía pensado y tuve la oportunidad, la pandemia había desaparecido, se podía viajar. Mi hermana cumplió los 70 en Buenos Aires en marzo y después era esto, digamos, las dos cosas clave que tenía que hacer. Me encontré con viejas amistades acá en Río Grande, como la gente del Roca (el mítico café riograndense), Tito, Juan Andrés, todos los amigos prácticamente. Hace 10 años estuve por aquí y entonces vivía en la casa de Hugo Oyarzo, con mi hija menor”.

 

Discurso de Leda Soto

 

LRA 24 Radio Nacional Río Grande nace hace 50 años por una necesidad del Estado argentino para consolidar su presencia en el sur.

Como contrapartida el área norte de la Tierra del Fuego, en donde nuestra radio va a tomar vida, era objeto de otras transmisiones radiales las que ejercían influjos notables en el comportamiento y asimilación de valores por parte de la población.

La instalación de una segunda emisora en la Isla Grande era por otra parte tomar conciencia de las limitaciones imperantes: la única radio del Estado en el Territorio de entonces estaba situada en Ushuaia pero su potencia era tan limitada que funcionaba exclusivamente como radio urbana.

La nueva filial de Radio Nacional aparecía con un compromiso más extenso, como extenso era desde el primer momento el espacio a cubrir con la dispersión de su señal: el norte fueguino, la región magallánica de Chile, el sur santacruceño, nuestro mar austral y en ellas: Las Islas Malvinas.

Poco antes de salir al aire LRA 24, Río Grande contaba con una señal propia gestada por la Obra de Don Bosco, estamos refiriéndonos a Radio Misión Salesiana, que tenía una transmisión limitada en horario, equipamientos artesanales, personal aprendiz tomado de la misma Escuela Agrotécnica Salesiana que la cobijaba.

Radio Misión tenía autorización para funcionar en una experiencia comercial que nunca alcanzó, y también siglas propias, pero el anuncio de la construcción de LRA 24 la hizo declinar una lucha por la competencia que se presentaba. Y en la primavera su señal se silenció.

Mucho del espíritu, y también algunos recursos humanos, ligados a aquella radio formó parte de una herencia que la nueva radio debió recibir cuando comenzó sus transmisiones regulares el 28 de abril de 1973.

LRA 24, vista al año 1973 donde todo lo que se instalaba en el medio, era de la más reciente y eficaz tecnología.

Hablamos de una radio AM, situada en un lugar privilegiado del dial, el 640 para cubrir las expectativas iniciales de quien pudiera buscar algo más en materia radial. Y ese algo más estaba dado por dos emisoras riogalleguenses: LU 12 Radio Río Gallegos y LU14 Radio Provincia de Santa Cruz, la primera de débil señal.

Y junto a ella cuatro señales puntarenenses, casi todas de nítida recepción en una población de origen limítrofe que orientaba sus antenas en esa dirección.

La política de seguridad nacional, imperante entonces, marcaría exclusiones en cuanto a la conciencia fronteriza.

Primaba la idea del límite, y por ello LRA 24 fue un alambrado más, invisible con pretensiones de ser efectivo que dibujó valores de argentinidad en sus contenidos, sus propuestas y sus dogmas.

Vendría un tiempo después a vivenciar todo este sur situaciones ásperas, ligadas a contiendas militares, latentes y efectivas, donde esta radio estaría inmersa en una lucha que no siempre tuvo resultados alentadores.

Río Grande era por 1973 parte de una comarca que debatía su destino entre su origen ganadero y las perspectivas que podía encontrar en la actividad petrolera.

Se sentía Capital Económica de la Tierra del Fuego, porque aquí primaba la actividad privada, en notorio contraste con Ushuaia crecida en medio de los padrinazgos oficiales, primero con el Presidio, luego con la Gobernación Marítima y la Base Naval.

Los conflictivos años de la vida institucional que sucedieron al peronismo no dieron claro perfil de lo que debía ser este territorio. Pero los impulsos de la economía serían pronto desatados y poco antes de la inauguración de esta casa radial aparecía una legislación de creación de una zona aduanera especial que tardaría en implementar logros de progreso, pero que finalmente lo lograría.

Muy pocos sabían lo que era esa ley cuando se inauguró esta radio. Pero pronto un caudal de población interesante llegaría a estas tierras con perspectivas algo mayores para estar un tiempo, hacer  alguna diferencia económica y retornar a sus lugares de origen.

La radio participó de este tiempo y sin saberlo todavía estaba contribuyendo a un mecanismo fundamental para la felicidad de este lugar y conseguir arraigo.

Los años 70 estaban desbordados por urgencias de comunicación.

Los distantes espacios de este sur eran demandantes de esos lazos.

De allí que no fuera extraño que el Estado Nacional encarara al unísono proyectos que paralelamente afianzaban los vínculos entre la región metropolitana del país y su periferia sur.

Por eso una misma empresa era la que desarrollaba, de 1971 en adelante las obras de la instalación del enlace de microondas para ENTEL, y la construcción de LRA 24, con sus edificios imponentes el de Estudios centrales y Planta Transmisora.

¿De dónde sacaríamos energía suficiente para hacer funcionar esta emisora? Al menos nuestra planta transmisora debió contar con generación propia.

¿Estaríamos en condiciones los fueguinos de proporcionar los recursos humanos que requería la puesta en marcha de la filial de Nacional?

Esto se logró solo en parte por concurso en la voluntariosa juventud de entonces; en otros órdenes debió recibirse a empleados procedentes del norte del país que aceptaban el desafío de hacer radio y vivir en el viento y el frío de este sur que les era desconocido.

Y los estímulos materiales que aparecían en el salario, y en el inmediato reconocimiento comunitario de la tarea, no eran suficientes para garantizar del todo, las ganas de vivir, las ganas de quedarse, las ganas de tener futuro en una tierra de proyectos angostados.

La radio supo de estas dificultades y fue nido de esperanzas y trabajo, desde su cotidianeidad, desde su trascendencia.

El pueblo crecía, pero también en él crecían los costos de vivir. Una población nueva buscaba congeniar con la preexistente, y las armonías no se lograban de la noche a la mañana.

La radio vio pasar esta incertidumbre.

Y la vio tomar un cariz realmente alarmante cuando el plano bélico invadió a cotidianidad de nuestros días. Un impensado conflicto en torno a las islas del Beagle puso en armas a nuestro sur. Y la radio tomó el lenguaje de la contienda.

Se trabaja en pos de conformar a una audiencia circunstancial, en una situación excepcional. Sin saber que en muchos casos los efectivos militares para los cuales se daban los mensajes de razón nacional y valor necesario, no tenían permitido escucharnos.

Se trataba de impartir alegría y optimismo en días en los cuales toda una parte de la población estable se marchaba.

La radio que quería darlo todo, no podía hacerlo.

Sus recursos humanos hacían escuela en la labor cotidiana, pero distaban de contemplar toda una demanda que podía surgir de las especificidades del trabajo radial.

Si bien las áreas técnicas resultaron más que suficientes, los recursos intelectuales marcaban limitaciones para manejar un amplio abanico de posibilidades que tenía la labor comunicacional.

Es así que por fuera de toda institución, aparecieron individualidades que se sumaron voluntariamente al trabajo de los empleados de LRA 24, ellos fueron los colaboradores.

Gente que quería dar, sin esperar retribución pecuniaria.

Así se fueron cubriendo distintas urgencias unidas a voces de la radio de aquel entonces y otros nombres que se incorporaron al historial de la radio naciente,:

Para el programa literario ‘Cono de Tinta Sur’ de Leonor María Piñero.

Para el programa dedicado al trabajador rural ‘Lavando Cebaduras’ conducido por el Dr. Adríán Bitsch.

Para el complejo mundo del deporte, ‘Deportes en el 640’ de Horacio David Surt y Juan José Degratti.

Para el mundo infantil ‘La Hormiguita Hippie’ de Susana Cobos.

Para escuchar y dedicar temas musicales ‘La mejor música para la mejor noche’, con Rubén Bernardo Ramírez que después continuó Juan Humberto Juárez.

Eventos deportivos como ‘El Gran Premio de la Hermandad’ y ‘El Premio Mujeres Fueguinas’.

Los programas de ‘Mingo’ Gutiérrez rescatando nuestra cultura patagónica y  manteniendo viva la memoria colectiva de nuestro lugar, ‘Fronteras de la Patagonia’, ‘Ser del Sur’, ‘Voces de la Isla Grande’, ‘Malvinas Archivo de la palabra’.

Las históricas transmisiones de las ‘Veladas en el Cine General Roca’ con figuras de la música de renombre nacional que llegaban al pueblo.

Recordemos esas voces que acompañaban con su calidez las mañanitas, tardes y nochecitas de Río Grande. Rubén Ramirez, Mabel Traberg, Beatriz Muchnik, Juan Humberto Juárez, Rubén Agnes, Susana Cobos, Mingo Gutiérrez y tantos otros.

Finalizando los ’70s y comienzo de los ’80s, se incorporan otras voces  como Ricardo ‘Chapuín’ Ferreyra, Enrique Bischof, ‘Chachi’ Villarreal, Guillermo Dell’Oro, Gustavo Cóppola, Alejandro Díaz, ‘Lucho’ Torres, Leda Soto, Graciela Pesce, Catalina Fava, Fernando Tropea, Mary Guzmán, y muchísimas voces se agregaron en el nuevo siglo hasta nuestros días.

No debemos olvidarnos de nuestros primeros operadores y técnicos como Hugo Hammar, Luján Muñiz, Miguel Ángel Acosta , Néstor Bianchi, Pedro Franco, Don Rossi, Reynaldo Gennisel, Juan Humberto Juárez, Juan Francisco Marín, Pedro Barbera, Abel Arriagada, Rodolfo Canalis, Alberto Chenú, Mario Bennedetto, Fabián Benítez, entre tantos.

Por los 70 trabajaban en Discoteca, Administración y Redacción, Carmen Valencia, Jorge Nanni Finocchio, Novac, Susana Cobos, Josefina de Barbera.

‘La hora de Malvinas’ resulta difícil de soslayar para los que la vivieron en el medio radial.

Cabalgando sobre el triunfalismo de la primera hora la radio fue vehículo de las inquietudes patrióticas que proliferaban en nuestro medio.

Se encadenó a las señales nacionales, oficiales y privadas, y trató de estar a la altura de las circunstancias, más allá de los silencios impuestos.

Fue señal de regreso para las naves que terminaban sus misiones de ataque, y que emprendían un retorno peligroso condicionado por la falta de armamento y la necesidad de desplazarse con silencio de radio.

Asistió a momentos gratos e ingratos que toda conflagración bélica ofrece a los que en ella se ven involucrados.

Los tiempos aquellos, de entrega económica, política y cultural también tenían a la radio cautiva de la superficialidad con que se miraba al mundo.

Una radio inmersa en la estridencia de la Música Disco debió buscar nuevos lenguajes que reemplazaran al inglés cotidiano de nuestras canciones, aun en un medio del Estado argentino, por un lenguaje más nuestro.

Y así desempolvamos rincones de nuestra discoteca donde dormían expresiones que si bien no estaban prohibidas hasta ese momento, estaban ninguneadas por el gusto establecido, y a así fue cuando al pasar la guerra, nos encontramos cantando con todos: ‘Sólo le pido a Dios’.

El retorno a la democracia encontró a la radio y su inexperiencia ligada a una tarea en la que estaba todo por hacer.

En forma agónica el Gobierno saliente respondió a demandas históricas para su organigrama, designando una dotación nueva que casi de inmediato tuvo que asistir a la finalización de los códigos de exclusión impuestos por el proceso.

Una radio que debía accionar en libertad.

Inicialmente se pensó que al fin se contaba con un medio en el cual podíamos decir todo lo que pensábamos.

Pero el tema no era tan así.

La comunidad riograndense tenía esos mismos fueros, y su reclamo de expresión y participación tuvo prelación a la palabra de los profesionales de la comunicación.

La radio que hizo escuela formando sus propios componentes fue escenario de la expresión que debía sustanciar la labor de los representantes del pueblo.

Primero en la pluralidad de comunicados que surgían como expresión sectorial a cada momento en que algo cambiaba el derrotero de los fueguinos.

Su lectura llenaba nuestro tiempo.

Después compartiendo los micrófonos -aun no los teléfonos- con los nuevos responsables de la cuestión pública.

Aquellos que en un primer momento retaceaban la palabra para indicar sus visiones sobre la realidad, y que no tardarían en ser demandantes de la posibilidad que el medio radial les daba de ser conocidos y valorados.

La vieja radio de la buena música, el escucharemos o escuchamos, fue siendo ganada por las expresiones pensantes sobre el acontecer local, regional y nacional.

Hasta que llegó el momento que todo lo regional comenzó a pensarse como provincial.

Ya no quedan los grandes protagonistas de la primera hora radial. Ya no quedan muchos que hayan sido su público.

Cincuenta años de vida marcan distancias en un mundo y en una ciudad donde todo a devenido a algo nuevo.

La radio ha madurado en sus experiencias comunitarias y sus integrantes que no han buscado otro destino, hoy peinan con orgullo canas.

Tal vez por un momento ya no se pudo hablar de los chicos de la radio, como se decía con admiración y respeto en los primeros tiempos. Hoy es un equipo maduro que comienza a tener sus mutaciones.

Las nuevas incorporaciones de la radio se dan en personal que no había nacido cuando la emisora vio la luz.

Esto admite que las nostalgias incuben otras propuestas, mas innovadoras y mirando al futuro.

Germen de todo ello es la cotidianidad de LRA 24 que hoy integra a sus antiguas señales de AM y FM las oportunidades que hoy nos da Internet para ampliar sus fronteras donde puede ser vista y oída en www.nacionalriogrande.com.ar

Y esa coincidencia y conciencia que nos une, que si hay un momento en que se puede trazar un hoy y un ayer, ese momento es hoy.

Esta Radio sabe de acompañar y compartir, de enfrentar viejos y sostenidos contratiempos, sabe de esfuerzos, pero ante las vicisitudes de los tiempos sembró la semilla de argentinidad y amistad y hoy estamos cosechando la amistad incondicional , desde 1973, en el aire que nos une , en el aire de los fueguinos.

Felicidades LRA 24 ante estos 50 años recorridos  y siendo parte de la historia de este norte fueguino. Somos con orgullo LRA 24 Radio Nacional Río Grande, Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

 

Provincia 23 publicó varias notas biográficas de Leda Soto: https://www.provincia23.com.ar/2022/11/14/leda-soto-hizo-su-ultimo-programa-en-la-casa-de-la-cultura/

http://www.p23.com.ar/index.php?s=WWW24ui9akzhrjyk4$$notas/veo$W2001tyld5obl4orhib3772&l=es

https://www.provincia23.com.ar/2021/05/12/federacion-de-la-paz-mundial-eligio-a-leda-soto-embajadora-para-la-paz/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.