El Dr. Julio Torres, integrante de SIPROSA, advirtió que, ante la fuga de profesionales y la contratación de itinerantes, la salud pública se está enfrentando a una tercerización de todos los servicios. Pidió al gobierno una definición clara de cuál es la política, en medio de reclamos por mejoras salariales que no llegan. Actualmente un médico que recién ingresa supera apenas los dos millones, las guardias se pagan 100 mil pesos a los de planta, mientras que los itinerantes cobran 500 mil. En el sector privado los salarios se triplican y resulta imposible tentar a nuevos profesionales a radicarse en la provincia.
Río Grande. – El Dr. Julio Torres, integrante de SIPROSA, dialogó con Radio Provincia sobre la situación de la salud pública, en medio de medidas de fuerza para conseguir una recomposición salarial que no llega, mientras se siguen fugando profesionales al sector privado.
“Nunca nos hemos cerrado al diálogo, pero ha sido infructuoso, por lo cual tuvimos que llegar al paro provincial. El reclamo no pasa solamente por lo salarial, aunque es fundamental porque lo salarial hace que haya más profesionales. Muchos están migrando al sector privado o se están volviendo a sus provincias, y otros comparten la tarea hospitalaria con el sector privado. Todo esto hace que haya una migración desde el sector público al privado, no a la inversa. Los profesionales que tienen dedicación exclusiva piden el part-time para poder complementar el salario con lo que se cobra afuera”, describió del escenario.
Como diabetólogo, dijo que “la situación en este caso es bastante crítica, porque la provincia tiene una alta prevalencia de esta enfermedad, cercana al 14% de la población. Si hablamos de una población de 100 mil habitantes en Río Grande, hay 14 mil con diabetes. Con el número de profesionales que tenemos en el servicio es imposible abarcar a toda esta población. De hecho, tenemos quejas por la falta de turnos y esto es cierto, y es porque somos pocos para atender una demanda creciente”.
Observó que “la demanda crece además porque mucha gente se está quedando sin trabajo y sin prepaga, y están asistiendo al hospital. Es muy difícil dar respuesta a tanto aumento de la demanda y la oferta no aumenta, porque somos los mismos profesionales que teníamos hace cuatro años”.
“El 90% de las personas que tienen diabetes, son pacientes que tienen más de 40 años en general. Después hay un 10% que son pacientes jóvenes, adolescentes y niños, y es la diabetes que necesita insulina de entrada”, indicó.
Desvío de fondos al sector privado
Consultado sobre la solución a la falta de profesionales, planteó como punto de partida que se dejen de desviar fondos al sector privado. “Entendemos que hay una situación compleja, pero, si vamos a los números, la OSEF deriva el 80% de los recursos al sector privado. Esto obviamente fortalece la atención particular, no en el hospital. Entendemos que es una política desacertada porque, si la plata que va al sector privado pudiera derivarse al hospital, la historia sería otra. Yo estoy desde el año 2006 en la isla y en ese momento con un salario profesional se podían comprar 20 pasajes de ida y vuelta a Buenos Aires. Hoy con el poder adquisitivo que se tiene, estamos en 6 ó 7 pasajes, es decir que ha disminuido a menos de la mitad”, aseguró.
“La mano de obra profesional no se produce en la provincia, es una mano de obra importada, porque las facultades están en las grandes urbes. Para poder tentar a un profesional tenemos que ofrecerle algo mejor de lo que le ofrecen en el norte, si no, no van a venir. Muchos médicos vienen engañados, porque se les ofrece un salario de bolsillo que no es el que realmente cobran. Se lo inflan con las guardias, con el plus habitacional, y cuando llegan acá se dan cuenta de que para hacer eso tienen que vivir en el hospital. Obviamente es muy fácil tentarlos desde el sector privado, porque los salarios se triplican, sin tanta carga horaria”, expresó.
Cada vez más contratados
Lo cierto es que, ante la fuga de profesionales de planta, aumenta la cantidad de contratados. “La guardia central está casi totalmente tercerizada, porque son médicos itinerantes que vienen del norte, a los cuales se les paga el triple de lo que se le paga a un profesional de planta. Los médicos itinerantes están cobrando alrededor de 500 mil pesos la guardia, contra 100 mil pesos que cobran los médicos de planta. Hay una diferencia abismal”, subrayó.
Actualmente quedan 140 profesionales de planta, si bien “en los últimos años ha aumentado la cantidad de profesionales con dedicación exclusiva y esto se debe a que, por una cuestión de política provincial, se le ha dado esta posibilidad al sector de enfermería. No estamos ni a favor ni en contra, pero esto no significa un aumento de las profesiones habituales. En el sector médico y de especialistas hay una merma y la publicidad oficial muestra a los que entran, pero no dice nada de los que se van. La ida es más importante que la vuelta. El part-time hace que mucha gente esté con un pie en el sector privado y un pie en el sector público, y esto baja la calidad de atención, porque tienen la mitad de carga horaria en el hospital. Además, hay una fuga de pacientes porque las obras sociales capitan más en el sector privado que en el público y muchos profesionales pueden llevar a los pacientes al sector privado para poder facturar por ahí”, explicó.
Yendo al detalle por especialidad, dijo que “los ginecólogos, de diez pasaron a cinco, en traumatología quedaron tres médicos y hay un grupo de traumatólogos del sector privado que manejan las emergencias. El único urólogo que tenía el hospital se jubiló y ahora está tercerizado el servicio. En hemodinamia tenemos un equipo nuevo, pero no lo manejan profesionales del hospital. La parte de imágenes está cuasi tercerizada porque tenemos un solo médico de planta y todos los demás son contratados. En la guardia de pediatría pasa lo mismo, también en la parte de clínica, que está tercerizada. Nos hemos quedado sin oftalmólogos y ahora hay una profesional que está viniendo en forma itinerante. La verdad es que esto no lo vimos nunca y nos estamos enfrentando a una tercerización en todos los servicios”, advirtió.
Paritarias a la baja
También cuestionó que no se le permita al SIPROSA participar en las paritarias, porque ATSA ha negociado “a la baja” las categorías más altas, que comprenden a los profesionales.
“En las paritarias no estamos representados, porque ATSA es el gremio que representa a todo el personal de salud, pero a los profesionales no. En todos los años en los que ATSA ha participado en las paritarias, ha habido momentos en que se incorporaron ciertos ítems de aumento que no cobraban los profesionales. Estamos siempre fuera de las negociaciones y esto había cambiado parcialmente con este gobierno, porque en un primer momento tuvimos un diálogo bueno. No hemos tenido la misma respuesta en el último año. Ha habido un retroceso muy grande y en la última paritaria el ofrecimiento fue a la baja. Las categorías más bajas suben y las más altas bajan, que son los profesionales. Un médico que recién ingresa y no tiene una especialidad, está en los dos millones trescientos mil pesos”, precisó.
“Nosotros hemos hecho propuestas en estos últimos meses para lograr ingresos, los funcionarios del gobierno se sentaron con nosotros y dijeron que iba a haber una respuesta prontamente. Esto fue antes del 27 de marzo, cuando comenzamos con la medida de alerta y movilización y con la retención de tareas. Estamos llegando a junio y no hubo ninguna respuesta”, manifestó.
“Nosotros aportamos nuestro grano de arena y estamos a disposición para mantener el diálogo abierto. Hemos hecho propuestas que no implicaban grandes movimientos de dinero y no hemos sido escuchados. Hay que ver cuál es la política de salud que se quiere implementar en la provincia y cuál es el horizonte al que se quiere llegar. Por ahí la política es llegar a que todo esté tercerizado. Si es así, estaría bien que se diga y nos tendremos que olvidar del médico de planta. La estructura va a estar atendida, pero no por sus dueños. Es una forma de hacer política pero tienen que decirlo”, concluyó.