El reciente título obtenido por el equipo femenino del Río Grande Rugby & Hockey Club (RGRHC) en el Torneo Provincial de la Unión de Rugby de Tierra del Fuego no es sólo la coronación deportiva de una temporada exigente; es también la consolidación de un proceso social, cultural y deportivo que viene gestándose hace años dentro del rugby fueguino.
Río Grande.- Para comprenderlo, dialogamos con Karina Ramírez, jugadora del plantel, y con Antonela Ojeda, capitana del equipo, quienes compartieron detalles del certamen realizado en la ciudad de Ushuaia, el camino recorrido para reconstruir el plantel y el esfuerzo silencioso de cada jugadora para colocar al rugby femenino en un lugar de reconocimiento y respeto.
La entrevista permitió observar no sólo el logro deportivo, sino también la dimensión humana de un grupo que combina trabajo, familia, estudio, crianza y una disciplina deportiva físicamente exigente. Desde allí, se abre también la posibilidad de abordar un análisis más amplio sobre el crecimiento regional del rugby femenino, su historia reciente y el rol fundamental de los clubes locales en la promoción del deporte entre las mujeres.
El Torneo Provincial: tres equipos, un solo objetivo
El evento reunió a tres equipos: Río Grande Rugby & Hockey Club el Club Universitario de Río Grande y el Ushuaia Rugby Club, anfitrión de la última fecha.
La competencia se desarrolló bajo un formato de reuniones periódicas, distribuidas a lo largo del año, donde cada institución tiene la responsabilidad de recibir a las demás delegaciones, organizar la sede, acondicionar la cancha y cubrir el tradicional tercer tiempo, un espacio que sostiene la esencia histórica del rugby como deporte social y formativo.
El domingo disputado en Ushuaia fue decisivo. Allí, el RGRHC cerró una campaña ascendente y consiguió celebrar el título, que representó mucho más que una copa: significó la validación de un proyecto que tuvo que reconstruirse prácticamente desde cero.
La jornada decisiva en Ushuaia
Karina y Antonela describieron la jornada como intensa, emotiva y marcada por una importante responsabilidad deportiva. Ushuaia no sólo fue sede de la última fecha, sino también la oportunidad para que las jugadoras consolidaran el trabajo acumulado durante meses.
“Fue la fecha que cerró el torneo, y al ser Ushuaia quien organizaba, nos recibieron con un gran nivel y con todas las condiciones en orden”, detallaron. Desde el acondicionamiento de la cancha hasta el momento de la convivencia posterior al partido, el clima deportivo fue impecable.
Para quienes observan el rugby desde afuera, especialmente el femenino, la experiencia resulta muchas veces sorprendente. Parte de ese impacto se debe a la exigencia física que caracteriza al deporte. Sin embargo, según las jugadoras, lo más desafiante no son los golpes ni la intensidad, sino la disciplina cotidiana que exige sostener un buen nivel competitivo.
El Rugby femenino en Tierra del Fuego contiene desafíos, sacrificios y una identidad que crece
El testimonio de las jugadoras revela un aspecto clave: practicar rugby en Tierra del Fuego requiere constancia absoluta. El viento, el frío, la distancia hasta los clubes y la disponibilidad horaria condicionada por obligaciones laborales y familiares, vuelven cada entrenamiento un acto de voluntad y compromiso.
Karina remarcó que en el rugby, además del esfuerzo físico, “es fundamental la buena alimentación, el gimnasio y la capacidad de caerse y levantarse”, tanto dentro como fuera de la cancha. Esa filosofía, propia del deporte, suele convertirse en un aprendizaje personal profundo para quienes lo practican.
Ser mujer y jugar al rugby: una realidad que deja atrás viejos prejuicios
El rugby femenino en Argentina aún enfrenta estereotipos heredados de décadas en las que el deporte estuvo fuertemente vinculado a lo masculino. En el caso fueguino, ese proceso de transformación se ve con claridad: cada vez más mujeres eligen la disciplina, y la presencia de planteles consolidados demuestra que el camino iniciado hace algunos años comienza a dar frutos.
Antonela explicó que muchas compañeras son madres y deben organizar su vida alrededor de múltiples responsabilidades: trabajo, estudio, crianza, tareas del hogar y, además, entrenamientos exigentes varios días por semana. Esta doble o triple carga obliga a un nivel de disciplina que es admirable y que merece mayor visibilidad social.
Lo llamativo es que, pese a ese sacrificio cotidiano, los espacios de reconocimiento suelen ser escasos. Muchas deportistas mujeres alcanzan un nivel competitivo destacado, incluso a nivel nacional, sin recibir la atención mediática ni el apoyo institucional que correspondería.
Reconstrucción del plantel: un renacer deportivo
El logro del RGRHC adquiere mayor relevancia cuando se observa lo que ocurrió en el inicio de la temporada. El equipo femenino no estaba en actividad y debió reorganizarse en tiempo récord para poder competir.
El paso del rugby seven al rugby tens
Un dato clave que aportaron las jugadoras es el cambio de modalidad. Mientras años anteriores se jugaba rugby seven (con 7 jugadoras por equipo), en 2025 la Unión de Rugby de Tierra del Fuego estableció el formato rugby tens, que exige 10 jugadoras en cancha y, por ende, planteles más amplios.
Esto obligó al RGRHC a salir a buscar nuevas jugadoras, reactivar el trabajo institucional, reorganizar horarios, conseguir nuevamente un espacio de entrenamiento fijo, pedir apoyo al club, y sobre todo recuperar la confianza interna para sostener el proyecto.
“Fue estresante al principio”, reconocieron. La falta de jugadoras, el cambio de modalidad, la necesidad de un entrenador y la reconfiguración de la estructura generaron un inicio de temporada desafiante.
Sin embargo, el grupo logró superar esa etapa con esfuerzo, solidaridad y un fuerte compromiso interno.
Una campaña que se transformó en un punto de inflexión
La primera fecha no fue fácil para las campeonas. La falta de rodaje, la adaptación al nuevo formato y el proceso de reensamblaje del plantel se hicieron notar. Sin embargo, la segunda fecha marcó un cambio rotundo.
“Volvimos a encontrarnos con compañeras que ya conocemos hace tiempo”, expresó Antonela. Eso generó cohesión, seguridad y permitió reactivar automatismos del juego que habían quedado en pausa.
Lo que siguió fue una campaña ascendente que culminó con el título provincial. Un logro deportivo, pero también emocional, porque para las jugadoras implica la validación de un proceso que demanda voluntad, disciplina y construcción colectiva.
Contexto histórico y regional del rugby femenino en Tierra del Fuego
Aunque no existen registros oficiales completamente sistematizados, se sabe que el rugby femenino comenzó a practicarse de forma más estable en Tierra del Fuego durante la última década, con Río Grande como uno de los primeros focos de desarrollo.
Los clubes locales fueron sumando espacios, horarios y entrenadoras/es, muchas veces gracias a la insistencia de las propias jugadoras.
A nivel regional, la Patagonia tuvo un rol clave en los últimos años, consolidando torneos, encuentros y capacitaciones en ciudades como Comodoro Rivadavia, Trelew, Calafate, Río Gallegos y Ushuaia.
Este crecimiento gradual permitió que más mujeres se sumaran y que las instituciones comenzaran a ver el rugby femenino no como una actividad secundaria, sino como un pilar fundamental del desarrollo deportivo.
La Unión de Rugby de Tierra del Fuego, por su parte, viene realizando esfuerzos para fortalecer la competencia local, aunque aún queda mucho camino por recorrer: más clubes, más categorías formativas y mayor apoyo estructural serán claves para el futuro.
El valor del tercer tiempo: rugby, identidad y comunidad
El tercer tiempo, muchas veces subestimado desde afuera, representa un espacio esencial en el rugby. No es sólo una tradición: es una herramienta formativa que permite convivir, compartir comidas, conversar y generar lazos entre equipos que minutos antes se enfrentaron con absoluta intensidad física.
En el caso de las jugadoras fueguinas, este momento de encuentro tiene un valor adicional: les permite fortalecer una red social que sostiene y amplía la participación femenina en el deporte.
Reconocimientos, agradecimientos y la importancia del apoyo interno
En el cierre de la conversación, tanto Karina como Antonela dedicaron palabras a quienes sostienen el proyecto día a día.
Karina agradeció especialmente a su familia, a quienes describió como su “soporte permanente”, destacando que sin ese respaldo sería imposible sostener los tiempos, las demandas y los viajes.
Antonela, por su parte, mencionó a Bingo y Mandy, figuras fundamentales dentro del club para el crecimiento del rugby femenino. Su labor silenciosa, acompañando entrenamientos, gestiones y logística, ha sido clave para que el proyecto pueda sostenerse en el tiempo.
En conclusión es un título que marca el comienzo de una nueva etapa
El campeonato provincial obtenido por el Río Grande Rugby & Hockey Club no sólo celebra una temporada exitosa, sino que inaugura un horizonte de nuevos objetivos, nuevos desafíos y una motivación renovada para las jugadoras.
Es también una victoria simbólica: demuestra que el rugby femenino en Tierra del Fuego está creciendo, que las mujeres encuentran en este deporte un espacio legítimo para competir, formarse, entrenar y soñar, y que las instituciones comienzan a reconocer el esfuerzo y el compromiso de estas atletas.
El rugby femenino ya es una realidad en la provincia. Y lo es, sobre todo, gracias a la pasión, la disciplina y la fuerza de grupos como el RGRHC, que con trabajo y perseverancia escriben cada día un capítulo más de la historia deportiva fueguina.

