Se cumplieron 30 años de la tragedia de Yehuin

Este martes se cumplieron 30 años de la tragedia de la lancha en el lago Yehuin El 10 de diciembre de 1989 la sociedad riograndense se vio conmocionada por la muerte de doce vecinos, la mayoría niños.

El 10 de diciembre de 1989 la sociedad riograndense se vio conmocionada por la terrible tragedia que se produjo en la zona del lago Yehuin, desmembrando a conocidas familias de lo que era, por entonces, una comunidad mucho más pequeña.

Tres mayores y nueve chicos caían a las frías aguas por un accidente sobre el cual aún hoy se realizan todo tipo de conjeturas.

Las crónicas periodísticas de la época, se hicieron eco de la conmoción social que causó la tragedia. Sin dudas este episodio junto a la caída del Lear Jet de la Gobernación en el año 1984 son las dos más grandes tragedias que enlutaron a los fueguinos, y sin embargo hoy, casi pasa desapercibido, al cumplirse dos décadas sin homenajes ni recordatorio de la comunidad, más que aquel monolito que se construyera años después a la vera del segundo muelle del lago.

El exponencial crecimiento de la sociedad fueguina incluso lleva hoy a perder la dimensión de lo que realmente significó esta tragedia para una comunidad mucho más pequeña, que vivió dos días de duelo que se cumplieron solemnemente hasta por el más pequeño de los comercios locales y a partir de ese momento surge una historia de apariciones en el lugar y gente que ha visto corretear por las orillas del lago a una nena que luego desaparece, varios relatos al respecto se pueden leer en Internet de fueguinos que vivieron ese triste hecho trágico.

Era el domingo 10 de diciembre de 1989 a las 18:00 cuando Mario Sura, propietario de la lancha, decidió salir a dar una vuelta en el lago junto a otros dos mayores; Pedro ‘Cacho’ Gallardo de 35 años y Carlos Santana de 47, llevando todos a sus hijos y a otros niños que los acompañaban en ese día de campo. Las crónicas de ese tiempo cuentan que al menos tres personas se bajaron del viaje, a último momento, a causa de la falta de espacio, ya que la lancha estaba sobrepasada en su capacidad, por lo que varios familiares quedaron a la vera del lago esperando un regreso que nunca se produciría.

 

Un accidente, muchas hipótesis

 

La lancha surcó las frías aguas quedando a una gran distancia de la costa cuando se produjo la fatalidad sobre la cual se tejieron todo tipo de versiones, pero nunca se pudo comprobar fehacientemente el causal de tanto dolor.

Desde un niño que cayó al agua generando alerta a bordo y la desestabilización de la embarcación, hasta una vuelta de campana por el propio peso del excesivo pasaje, hasta una explicación que brindan con detalles técnicos, aquellos que conocían la lancha.

“La lancha era una lancha de río, que lleva la parte delantera sin casco y va descubierta”, explican quienes la conocieron, asegurando que el traicionero oleaje llenó de agua la proa llevándola a pique de forma inevitable.

Para ello, un detalle no menor es que faltó el tapón de seguridad de un compartimiento estanco que poseía la embarcación en su base, lo que dificultó su hallazgo -así como el de varios cuerpos- ya que el compartimiento lleno de agua llevó la nave hacia las profundidades evitando que volviera a emerger. La verdad se fue con la extinción de estas doce vidas.

 

Un largo y doloroso rescate

 

Las crónicas periodísticas e históricas, a partir de la mala conservación de las mismas, son ambiguas en relación a los sucesivos días de conmoción y búsqueda, ante una comunidad que masivamente se volcó hacia este lugar para colaborar con los rastrillajes, lo que incluso demandó cerrar la ruta para evitar un entorpecimiento de la labor que llegó a contar con rescatistas llegados de todo el país y de Chile, a la vez que el hecho repercutió como pocas veces -en ese entonces- en las marquesinas de los grandes medios de comunicación nacionales. Las primeras esperanzas que hablaban de la zozobra de la embarcación que obligó a tener que atracar en un punto alejado del bosque aledaño al lago, quedaron despedazadas con el hallazgo del primer cuerpo de uno de los niños en la costa, y a las pocas horas con el hallazgo de uno de los mayores.

Desde un helicóptero que rastrillaba desde el cielo, se halló flotando el cuerpo de Pedro ‘Cacho’ Gallardo, quien era el único ocupante que llevaba traje de neoprene, pero tampoco ello lo salvó de perecer a causa de un paro cardíaco.

Luego fueron varios días de una incógnita total que acrecentaba aún más el dolor de las familias destrozadas, cuando terminó siendo decisiva la colaboración de los buzos chilenos ‘cholgeros’, que por acostumbramiento resistían muchas más horas la inmersión en las gélidas aguas y finalmente pudieron dar con la lancha hundida, junto a casi la totalidad de sus malogrados ocupantes, quienes por distintas circunstancias habían quedado aprisionados en el fondo del lago.

A este terrible saldo dejado por la tragedia se sumó una incertidumbre agobiante, como la es hoy aún, la desaparición de la pequeña Carolina Gallardo de 10 años, quien nunca apareció a pesar de que los rastrillajes se extendieron por mucho tiempo más. Luego vendría el silencioso dolor -puertas adentro- de las familias que quedaron destruidas a causa de una tragedia que hace 20 años enlutó a todos los fueguinos.

 

Las víctimas de la tragedia:

 

Mario Sura de 30 años

Cristian Sura de 5 años

Pedro Gallardo 35 años

Carolina Gallardo 10 años

Daniel Gallardo, 7 años

Carlos Santana 47 años

Fernando Santana de 16 años.

Rodrigo Muñoz de 10 años

Arturo Muñoz de 12 años

Cristian Muñoz de 12 años

Fernando Saldivia de 7 años

Fabián Alvarado de 6 años.

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