En cada encuentro que se disputa en el polideportivo Carlos Margalot, el eco de las voces, los aplausos y las risas trae consigo una presencia inconfundible. Está en los bancos, en las tribunas y en cada pelota que rueda. María Saldivia, pionera, soñadora y madre del fútbol femenino en Río Grande, sigue estando allí, aunque ya no físicamente. Su legado late con fuerza en la Asociación Civil, Deportiva y Cultural, y en cada jugadora que salta a la cancha con la convicción de que el deporte también puede ser un espacio de crecimiento, de inclusión y de amor colectivo. Río Grande.- Benito Barrionuevo, actual presidente de la Asociación, no duda en reconocer que todo lo que hoy existe -las categorías,
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